El miedo a que la bajada de tipos lo arruine todo: el rebelde del BCE que dijo "no" al recorte de Lagarde
A veces puede ser mejor romper una promesa que llevarla hasta sus últimas consecuencias. Esto es lo que debió pensar
Robert Holzmann antes de entrar este jueves a
la reunión del Banco Central Europeo en la que fue el único que dijo "no" a
la primera bajada de tipos de interés desde 2016. Siempre que hay rumores de bajadas de tipos, de la implementación de un plan de estímulos (compra de bonos) en la eurozona o de cualquier otra medida con cierta connotación expansiva en la política monetaria sale a escena el gobernador del banco central austriaco, el halcón (siempre defiende una política monetaria más restrictiva) entre los halcones del BCE, que no son pocos. Este economista de 75 años y rostro de anciano entrañable es un defensor a ultranza de los tipos de interés altos y de una política monetaria tensa que mantenga a raya a los 'despilfarradores'. Su notorio gesto rompiendo el consenso revela la existencia de los miedos dentro del Consejo a que un paso en falso haga descarrilar la lucha contra la inflación y arruine todo el trabajo hecho desde 2022 solo por aferrarse a su promesa de bajar los tipos en junio. Una promesa que puede salir muy cara.
El Banco Central Europeo (BCE) rebajó este jueves
los tres tipos de interés clave en 25 puntos básicos, el primer recorte del tipo principal desde 2016 (ocho años) y la primera rebaja de la tasa de depósito desde 2019 (cinco años). Un movimiento simbólico casi que llega después de 10 subidas de tipos consecutivas entre 2022 y 2023 que llevaron al precio del dinero en la zona euro a rozar máximos históricos.
Estas subidas fueron necesarias, puesto que el IPC se desbocó en la zona euro hasta superar incluso el 10% en octubre de 2022. Ahora, con los precios otra vez cerca del 2%, el BCE decidió implementar un recorte de tipos que, sin embargo, ha sido criticado desde varios puntos (no solo los halcones del BCE, también casas de análisis) porque se ha producido justo en el peor momento: cuando la economía empieza a despertar y la inflación ha vuelto a repuntar levemente con el impulso del fuerte incremento de los salarios. El cumplimiento del BCE con su palabra puede terminar saliendo muy caro.
"Holzmann afirmó que las decisiones deben basarse en los datos. Esto implica que el compromiso previo a un recorte puede haber estado motivado en gran medida por razones políticas. De hecho, el BCE elevó su previsión de inflación al 2,2% de media para el próximo año, pero la mantuvo en el 1,9% para 2026", explica Axel Botte, responsable de Estrategia de Mercados de Ostrum AM en un comentario para clientes.
La terquedad del veterano Holzmann provocó que ayer Lagarde tuviera que hacer una de las cosas que menos le gusta hacer: reconocer ante los periodistas que no todos los miembros del Consejo habían remado en una dirección. Se puede deducir que el Consejo estaba un poco entre la espada y la pared: renunciar en el último momento a una bajada de tipos ampliamente telegrafiada hubiese supuesto un gran golpe a su credibilidad. Pero mantenerse en esa decisión exigiría algún tipo de compensación interna y aun así peligraría la unanimidad.
Miedo a que la bajada de tipos del BCE lo arruine todo: el motivo del rebelde que dijo "no" a Lagardee (eleconomista.es)