La gran contradicción de la economía española: el PIB no deja de crecer pero la calidad de vida no le sigue el ritmo
La respuesta a esa pregunta no es nada fácil. Ciertos indicadores de bienestar confirman que, en los últimos tres lustros, España ha experimentado una clara mejora;
otros, por el contrario, no son tan alentadores. Para tratar de explicar la
divergencia entre lo macro y lo micro, lo primero es saber cuánto ha crecido el Producto Interior Bruto (PIB) entre 2008 y 2023: un
31,76%.
La renta media neta disponible, cuyo último dato se sitúa en los 14.082 euros anuales, ha crecido un 31% en los últimos 15 años. Pregunta aparte sería si es suficiente para sostener el nivel de vida deseado. En el caso del coste salarial medio —la porción del gasto de las empresas que se destina al sueldo de los empleados, excluyendo cotizaciones y otros conceptos—, el alza es del 35%.
Por su parte, el salario mínimo ha crecido incluso más, hasta un 89%, para situarse este año en los 1.134 euros mensuales brutos en 14 pagas. Eso sí, se trata de una renta que, según ha ido aumentando en cuantía, lo ha hecho en perceptores. Es decir, que las subidas del SMI se han traducido en que cada vez más salarios se regulen por esta norma.
Si en 2008 sólo el 8,86% de los trabajadores cobraba una cantidad situada entre 0 y 1 SMI, en 2021 (último dato disponible), la porción se ha elevado hasta el 17,53%. Y, habida cuenta de los incrementos de 2022, 2023 y 2024, cabe pensar que el porcentaje es ahora incluso mayor. Esto ha hecho que, poco a poco, se acerque al salario mediano.