Muy de acuerdo contigo, los extremos no son buenos. Los extremos son acérrimos, y es esa intransigencia hacia las posiciones del otro, sin siquiera pararse a escucharlas y analizarlas, lo que los pierde.
Yo tengo mi ideología, como todo hijo de vecino. Pero reconozco que hay cosas que defienden los de enfrente con las que estoy bastante de acuerdo. Creo que el diálogo, la discusión constructiva y la empatía con el contrario para tratar de entender sus puntos de vista, son enriquecedores. Y eso es muy raro que no te lleve a incorporar opiniones, puntos de vista, propuestas y medidas de otros a las tuyas. Porque ni tu tienes la verdad absoluta sobre todas las cosas, y, por supuesto, el resto tampoco. Y es así como se evoluciona y se crece.