Los precios de las acciones
LOS PRECIOS DE LAS ACCIONES
(Capítulo 3 de El Pequeño Inversor. Miquel Sentandreu. Ed. Obrapropia. Valencia. España. Paginas 56 a 57) http://www.obrapropia.com/Obras/352/EL-PEQUENYO-INVERSOR
A menudo leemos que los ciclos económicos duran aproximadamente 5 años aunque pueden ser más cortos o más largos. Hay quienes distinguen una serie de etapas dentro de cada ciclo, y dan una serie de recomendaciones para que los inversores sepan que hacer en cada una de las etapas.
Pero el primer problema que se nos plantea es el de establecer con cierta objetividad en que momento o fase del ciclo se encuentra la economía.
El segundo problema radica en el hecho de que por muy bien que se analice la situación y se establezca la fase del ciclo en la que nos encontramos, siempre hay valores que parecen ir por libre, que no se adaptan al ciclo económico y sus precios suben o bajan con independencia de las tendencias generales.
Resulta realmente difícil establecer conclusiones de compraventa concretas en base a las fases del ciclo económico, porque independientemente del punto en el que se encuentre el mercado, los precios de las acciones fluctúan continuamente, no paran de cambiar, sin adaptarse de forma clara y concreta a las etapas de los ciclos económicos.
No hay que obsesionarse con el análisis del ciclo económico, lo que hay que hacer es una vigilancia y seguimiento de la evolución de los precios de forma continuada, pero sin exageraciones, una vez por semana, preferentemente los viernes tras el cierre de la bolsa. El resto de los días podemos olvidarnos, o como mucho mirar los resultados de forma superficial tras el cierre diario de los mercados, por no perder el contacto, especialmente cuando estemos pendientes de la evolución de algún valor que se encuentre próximo a objetivos de compra o venta.
La vigilancia periódica en base a las referencias de precios de los 5 años anteriores nos permitirá determinar si el precio de una acción es barato o caro y en consecuencia comprar o vender.
El precio de una acción, o mejor dicho la evolución de los precios de una acción, lleva implícita mucha más información de lo que en principio pudiera parecer. El análisis mediante el cálculo estadístico y económico (oportunidad y calidad), nos ayudará a determinar que acciones y en que momento se pueden comprar o vender.
Las variaciones de los precios de las acciones reflejan por si solas la situación del mercado y por lo general se adelantan a las hipotéticas fases de los ciclos económicos, por lo que si nos centramos demasiado en el estudio de la fase del ciclo, cuando la tengamos reconocida e identificada, posiblemente ya no será el momento idóneo para comprar o vender, debido al efecto de anticipación que suelen tener los precios de las acciones respecto a la evolución real de la economía. Y es que en la bolsa, lo que realmente se compran y se venden son expectativas, buenas o malas, positivas o negativas, caras o baratas.
Las expectativas se sustentan sobre una base real, las empresas, con sus directivos, trabajadores, equipamientos, patrimonios, productos, clientes, accionistas…, y todo ello nos da a los inversores una imagen de solidez y estabilidad que automáticamente trasladamos a los precios de las acciones. Pero como hemos dicho, en el precio de las acciones lo que se impone son las expectativas, la ilusión, las emociones, la esperanza…, y aunque se sustenten sobre una base real se desbordan con relativa facilidad y frecuencia.
Si las expectativas son buenas a medida que se vayan concretando en hechos (ventas, ganancias, ampliaciones etc.) crecerá la ilusión, las emociones se convertirán en pasiones, la euforia invadirá los mercados, los precios se dispararán al alza y se pagará por las acciones mucho más de lo que realmente valen, porque las empresas tienen su precio, pero la ilusión y las esperanzas que se depositan en ellas no tienen precio.
Si las expectativas son malas, cuando se vayan confirmando cundirá el pesimismo, se establecerá el miedo, se desencadenará el pánico, los inversores se precipitarán a vender a cualquier precio, hundirán el mercado, y se pagará por las acciones mucho menos de lo que realmente valen, porque las empresas seguirán teniendo su precio, pero la desilusión y la desesperanza, que siempre cotizan a la baja, tampoco tienen precio.
Miquel Sentandreu