Desde mi punto de vista acudir a oficinas del consumidor lo único que aporta es incrementar la sensación de impotencia.
En los foros de consumo se lloriquea mucho, se actúa poco y cuándo se actúa se suele elegir el camino más cómodo pero menos conveniente.
Casi nadie se lee los contratos y todavía menos nadie se pone a escribir. La forma más frecuente de proceder es perder el tiempo hablando con operadores, en muchas ocasiones a través de 902, a los que pagan para dar largas y putear.
Yo sólo llamo a operadores una vez, sólo si es gratis y les doy un breve plazo para solucionar el problema. Si no lo hacen me pongo a escribir, con amenaza velada incluida si lo considero oportuno, pero siempre sin perder las formas.
Me ha funcionado casi siempre, salvo en contadas ocasiones que he tratado con necios. En ese caso lo que he hecho es ponerme a escribir por segunda vez comunicando la rescisión del contrato y devolviendo los recibos que considere procedente devolver.
Tengo la prueba de mi reclamación y de su incumplimiento. Que me demanden si les apetece. Nunca lo han hecho. Curiosamente a partir de ese momento son ellos los que me llaman a mí para disculparse, tratar de arreglarlo e intentar cobrar.
Mi respuesta es siempre la misma: Lo siento muchachos, la habéis cagado y ya es tarde para arreglar nada. Si hay otra ocasión que puede que no la haya os ponéis las pilas.
Sólo requiere un poco de tiempo, menos que patear la calle para acudir a una oficina que sirve para muy poco, generalmente mucho más barato que reiterar llamadas a un 902 donde te van a hervir la sangre y mucho más eficiente.
¿Y a cuántos conoces que cuando les dan un precio que les parece abusivo dicen NO, gracias por su tiempo, se levantan de la silla y salen pitando en busca de una alternativa quizá un poco más fea pero menos gravosa? Yo conozco a algunos que primero tragan y después se quejan.