Re: Me voy a Lisboa
Ha habido algun año en que perdí la ilusión. Por ejemplo, las Navidades del 2000-01. No pedí nada a los Reyes, ni limpié los zapatos, ni nada... Mi madre se moría y me daba igual todo.
Estaba ya encamada y la mañana del 6 de Enero me dijo: "Ve a ver qué te han puesto los Reyes Magos". Le dije: "Mamá, este año no hay nada. No hay nada para nadie. No estamos de humor." Insistió, se puso hasta nerviosa: "Ve y mira por si acaso". Y yo erre que erre: "Por favor, mamá, que no puede haber nada". Muy seria me dijo: "Todavía soy tu madre y me has de obedecer, ve y mira".
Sin fe ninguna, sin ganas e incluso riéndome de mi misma por lo ridículo de la situación de ir a buscar un con seguridad inexistente regalo, la obedecí y fui a mirar, donde otros años dejaban los Reyes los regalos... Y cuál fue mi sorpresa:: ¡¡Había un paquetito!! "Para M------, porque no ha perdido la sonrisa estos años".
Volví, emocionada, corriendo al dormitorio de mis padres y le dije: "Pero ¿cómo? Si no te puedes levantar de la cama... ¿Cómo lo has hecho?". Y me contestó: "Por muy mal que te vaya en la vida, por mucho que las circunstancias se pongan en tu contra y no parezca haber salida, ni solución, nunca pierdas la fe, ni la ilusión. No pierdas nunca a la niña que llevas dentro".
¡¡Menuda lección de vida, de enfermedad y de saber estar que me dio!!
Había llamado por teléfono a la perfumería de debajo de casa y le había pedido el favor de que le diera una carta con un perfume al rey Baltasar cuando pasara por allí, para que me lo trajera a casa.
Hoy todavía me emociono recordando aquel momento. ¡Qué gran madre he tenido! ¡Que gran madre tengo!
Un saludo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.