Buenos y felices días y muchas gracias por tus amables palabras.
Efectivamente estoy sumida en un problema de difícil solución. La decisión es durísima y el papelón que tengo es que su lucidez va por rachas, hay momentos en que se entera perfectamente de quién es, de dónde está, etc. Otros no.
Con el corazón en la mano, que es como hablo siempre, me equivoque o no, y tratándose de este tema no puedo hablar de otra forma, ya no sé lo que es mejor para él.
Hay momentos en que tengo la sensación de que su vida no le interesa ni lo más mínimo y eso me apena, porque siento que algo estoy haciendo mal. Otras, muy por el contrario, parece que la única vida que le interesa y entretiene es la suya propia, obviando que los demás tenemos que seguir con la nuestra, me refiero a ir a consultas médicas, escayolarte, pasear, descansar, trabajar, visitar a la otra parte de la familia... en definitiva ¡v i v i r!...
Materialmente no le va a faltar de nada, y eso ya hoy en día empieza a ser un privilegio, desgraciadamente, cariño de su hija no le falta, pero llega un momento en que se necesita más... o mejor.
Hago un burdo paralelismo entre dos amantes que se dicen a todas horas ·te quiero, te quiero· pero luego, cuando surge el más mínimo contratiempo, uno le disfraza al otro de mihura. Hechos son amores y no buenas razones.
O dos amigos, que solo se quieren para salir, beber y reír, pero como uno pretenda contar su tragedia o desgracia, buf, empieza a aburrir al otro. En ambos casos, ni amistad, ni amor, ni leches. Cuando el amigo yerra, si de verdad eres un buen amigo, has de corregirle, con caridad, con amor, con comprensión, pero reírle siempre las gracias no constituye una amistad sólida, real.
Imagina cuántas veces un padre te tiene que decir "NO", no hagas ésto, no salgas, no entres, no hagas, haz, en contra de tu voluntad... y de la suya propia, porque le resultaría mucho más fácil permitir que hicieras lo que más te apetecía en ese momento... ¡¡Y lo hace por tu bien!!
Le doy la vuelta a la tortilla y sin saber muy bien qué le conviene a mi padre, me planteo si es ahora el momento de decidir por él, aparcar mi deseo egoísta de tenerle y pensar fríamente qué es lo que realmente necesita, qué es lo que debo hacer, muy a mi pesar. ¡¡¡Y cómo cuesta, compañero, cómo cuesta!!!
¿Sabes lo que me costó darle a la "V" para salvar algo de sus ahorros, mal vendiendo, ver cómo el fax entraba rumbo al Stafander, que el Fax se comía el papel como el banco sus ahorros y mientras tanto brotaban lágrimas de mis ojos, de mi alma.
Y ahora, todos los días la misma tortura al verle. ¡Qué difícil es tomar decisiones por los demás, temas que afectan a otros fundamentalmente, por muy seres queridos que seamos!
Mil gracias por estar siempre "ahí" cuando te necesito.
Un abrazo
¡Sed felices!
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.