Me pasó un caso, 100% culpa mía. Lo reconozco desde el principio. Desaparqué y no miré bien el retrovisor. Le dí un golpecito a un coche que había detrás, por cierto, más viejo que Carracuca, no es que me esté disculpando, eh, que por muy viejo que sea el coche no tengo derecho a estropearlo más. Salió su conductor del coche, que estaba aparcando en ese mismo momento y empezó a gritar improperios, que te aseguro que tuve un poco de miedo.
Como pude le pedí que se tranquilizara y que me diera sus datos para hacer un parte amistoso de accidente, para que mi seguro pagase los minúsculos desperfectos, no llegó ni a hundirse la chapa, un rasguño de pintura. Y entonces se enfadó más porque no tenía seguro. Bueno, la que me armó.
Por lo menos aprendí algo: A mirar cien veces si hay alguien detrás... Realmente una lección muy práctica, pero creo que las blasfemias sobraban.
En un aparcamiento donde hay gorrillas, ni aparco. No te digo más.
Un saludo
Si un amigo es de verdad, su amistad perdura en el tiempo y con la distancia.