Evidentemente, ese es el planteamiento ante la elevada probabilidad de que se produzca esa bajada de tipos que se viene anunciando (¿?). De todos modos, lo ideal debe de ser mantener un escalonamiento en las imposiciones, por pequeñas que sean, para que las variaciones de tipos no afecten al conjunto de una manera brusca, sino con cierta progresividad.
En cualquier caso, no olvidemos que lo que se busca con la imposición a plazo no es precisamente la obtención de beneficios, sino más bien no perder demasiado poder adquisitivo debido a la inflación. Por lo que las variaciones de tipos no deben producir demasiado temor, siempre que se mantenga una correcta relación con la variación del IPC.