Este hijo de su madre, la duquesa de Alba, heredará una gran fortuna por el sólo hecho de ser hijo de su madre.
Algunos que viven de la renta PASIVA e improductiva os dirán que son méritos suficientes, no sólo para sostener una Economía, sino para encima ser ejemplo o virtud y pretender tener legitimidad sobre las migajas que quedan sobre la mesa.
La casa de Alba recibe subvenciones de la Unión Europea por no cultivar simplemente, para que el exceso de producción, no hunda los precios agrícolas.
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La duquesa de Alba pudiera tener Principios, pero este hijo de su padre, de origen bastardo (Jacobo Fitz-James Stuart, nacido de los amores ilegítimos del rey Jacobo II y su amante Arabella recibe el ducado de Alba de Felipe V), estos no los ha heredado o no los quiere heredar porque después de dedicarse a cabalgar y a protagonizar una película, viviendo de la prensa del corazón, sólo ha atado y bien atado la herencia de su madre, para que no se case con libertad.
En lo alto de un mirador de Sevilla, se proyecta la sombra del pasado en Sevilla, El Palacio de Liria, Iglesias y Conventos:
Al estallar la Guerra Civil Española en el verano de 1936, los Alba se exiliaron en Londres, lugar donde su padre sería nombrado embajador de España, cargo que mantendría hasta la publicación del Manifiesto de Lausana (monarquía contra Franco). Atrás dejaron el Palacio de Liria, su residencia oficial, que a finales del mismo año quedaría destruido casi al completo debido a un bombardeo de la aviación franquista. Afortunadamente el siniestro no destruyó los principales tesoros de la familia: algunas de las obras de arte de los Alba habían sido trasladadas con anterioridad a los sótanos del Banco de España y otras fueron rescatadas del fuego por milicianos y voluntarios.
Tras ser bombardeado por la Legión Cóndor durante la toma de Madrid en 1936, y ser pasto de las llamas, solo quedaron en pie las cuatro fachadas. Durante años permaneció en ruinas. Hasta que el 17º duque de Alba, Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, embajador en Londres, encargó a su regreso la rehabilitación al arquitecto inglés Edwin Luyttens, que dirigió Manuel de Cabanyes. Pero su muerte en 1953, en Lausanne (Suiza) le impide ver más allá de los cimientos. La tenacidad y decisión de su única hija, Cayetana, que acababa de tener a su primer hijo, hizo que se retomaran unas obras tan costosas que mermaron a la mitad un más que abultado patrimonio diseminado por toda la geografía española.
El Palacio de Liria es de planta rectangular y severa simetría, suavizada por unos soberbios jardines de aire afrancesado. Acoge el grueso de la colección de arte de la Casa de Alba: obras de Rubens, Rembrandt, Velázquez, El Greco, Zuloaga... y es además la sede de la fundación, lo que implica exenciones fiscales. Según la Ley de Patrimonio Histórico, está obligado a abrir sus puertas al público, en su caso solo cuatro días al mes (viernes por la mañana en grupos de 18 personas), razón por la que acumula una lista de espera de dos años. La demanda es brutal, aseguran en el palacio, que justifican el retraso "porque las peticiones llegan hasta de Australia".
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Simplemente los LIBERALES, pedimos como SUBDITOS, las migajas, poder entrar a ver el palacio de Liria por las subvenciones que recibe de Patrimonio y que la Sociedad Terrateniente de las subvenciones agrícolas de la Unión Europea, beneficien verdaderamente al mercado de trabajadores agrícolas y consumidores y usuarios (se paga el robo vía precios y subvención), y no solo protejan, los PRIVILEGIOS de los mismos de siempre, durante 500 años.
Con estos criterios, lo de este personaje, es el síntoma de una anécdota, sino fuera porque encima, tiene defensores, patético.
Un saludo