Estoy de acuerdo en una buena parte de lo que explicas, sé que en determinadas condiciones la medida puede favorecer a algún comercio pequeño... fastidiando a la mayoría. ¿Es todo cuestión de dinero, beneficio y más dinero animando a consumir hasta el infinito y más allá? ¿No hay suficientes opciones en Madrid?
En cualquier caso ¿no son sagrados viernes, sábados y domingos? (Aclaro que la pregunta no tiene nada que ver con religiones).
Lo que veo es que cada día vamos peor, que los despropósitos no cesan, que salvamos a quien nos ahoga, que estamos renunciando a nuestra condición y todo eso puede hacer que los lloriqueos que refieres se conviertan en un llanto más amargo.