Lo primero es tener claras las prioridades. Cuando se tiene un hijo ya nunca nada es igual.
Tuve a mi primer hijo siendo jovencita, sin pensarlo, antes no teníamos tanta información ni medios de anticoncepción. Viví un año en casa de unos familiares y luego nos fuimos de alquiler.
No tenía coche, no podía ir de vacaciones ni salir pero no importaba, el tiempo se iba entre trabajar y el niño, con ir al parque y el domingo tomar una caña, suficiente.
Tenía las cosas básicas para el niño, no tanta "tontería" como hay ahora. Después de los primeros años mejoro mi economía, aprendí mucho de esa época.
Pasó tiempo hasta que pude tener al segundo. El primero se licenció y se independizó, el segundo aún es jovencito y está en casa.
Siempre te arrepientes de algo en la vida, cambiarías muchas cosas si se pudiera hacer. De tener mis dos hijos nunca me he arrepentido, con sus momentos malos y los buenos.
Merece la pena, luego tienes tiempo para salir, para tus aficiones, los amigos, etc.
El tiempo y dinero que se emplea en los hijos siempre compensa. Unas vacaciones al poco se olvidan, un coche se deteriora, un hijo siempre está ahí.
Por supuesto la decisión es siempre personal.