En su avance provisional de abril, Cores informa de que la demanda de gasóleo de automoción se situó en 1,71 millones de toneladas, un 8,7% menos que en abril de 2011, mientras que la de gasolinas fue de 391.000 toneladas, un 13,1% menos.
El descenso mensual de abril es el más abrupto de los registrados en al menos ocho años y supera el que se produjo en agosto de 2008, cuando el petróleo alcanzó el récord de 147 dólares el barril y la demanda de gasolinas y gasóleo cayó un 8,9% y un 8,3%, respectivamente.
Ni siquiera la medida del Gobierno del año pasado de recortar a 110 kilómetros por hora la velocidad máxima en carretera en plena crisis económica provocó un descenso mensual tan abrupto como el de abril de este año. La máxima caída mensual en los meses en los que el nuevo límite de velocidad estuvo en vigor se produjo en marzo de 2011, del 7,8%.
La caída de abril de este año sitúa además el consumo de carburantes en niveles inéditos en más de una década. En diciembre de 2000, el parque automovilístico consumía 2,05 millones de toneladas, mientras que un año después, en diciembre de 2001, alcanzaba los 2,25 millones de toneladas. En abril de 2001, el consumo era de 2,16 millones de toneladas.
Tras el desplome de abril, el consumo acumulado de carburantes de automoción en los cuatro primeros meses del año se sitúa en 8,5 millones de toneladas, un 5,8% menos que en el mismo periodo de 2011. La demanda de gasóleo bajó un 5,7% y la de gasolinas, un 6,6%.
El presidente de la Asociación Española de Operadores de Productos Petrolíferos (AOP), Josu Jon Imaz, advirtió ayer de que la evolución de la demanda de carburantes en España durante 2012 "lleva una tónica similar" a la de 2011, cuando esta variable registró un descenso del 4%.
HASTA UN 21% MENOS QUE HACE CUATRO AÑOS.
Además, Jon Imaz aseguró que la demanda de gasolina acumula un descenso del 21% con respecto a los niveles de hace cuatro años, mientras que la de gasóleo ha caído ya un 15%.
Este descenso está "afectando al sector del refino", sobre todo en países donde no se han hecho las inversiones necesarias, y está acabando además con el "paradigma" de que el consumo de carburantes es inelástico y resiste mejor que otros los efectos de la crisis, explicó.