Invertir en un pedazito de tierra
Invertir en un pedacito de tierra
Bolsavida
http://bolsavida-ahorro.blogspot.com.es/
Empresas multinacionales de todo el mundo están invirtiendo en tierras de cultivo. Grandes extensiones en África y América del sur están siendo compradas por empresas chinas, indias, europeas, americanas…, algunas grandes empresas españolas están invirtiendo también el la compra de grandes extensiones de tierras de cultivo en países lejanos.
Dicen que la inversión en tierras cultivables será muy rentable. El aumento de la población mundial y el incremento de la demanda de alimentos, hacen presagiar a medio y largo plazo una fuerte subida del consumo alimentario y de los precios de los alimentos. Las grandes empresas del sector agroalimentario y otras nuevas que se acercan al pastel, han iniciado la compra indiscriminada de grandes extensiones cultivables a unos precios irrisorios, inmensas extensiones de tierras de países pobres, cedidas por casi nada, a cambio de ser explotadas.
Y que ocurre entretanto en nuestro país, en nuestra provincia, en nuestra comarca y en nuestro pueblo. Se abandonan las tierras de cultivo, los pequeños agricultores dejan el campo, las tierras se quedan yermas.
En las poblaciones de mi entorno, en la provincia de Valencia a 20 Km. del Mediterráneo, en una zona templada con buenas aptitudes para los cultivos de regadío y secano, la mitad de las tierras de cultivo están abandonadas.
Nadie quiere la tierra, a ningún precio. Me dicen que por 600 euros puedo comprar una hanegada de tierra (850 m2), dotada de riego localizado, con la llave de paso en una esquina de la parcela para poder regar cuando me venga en gana. Una parcela de riego, que puede dar de comer a una familia se cotiza por menos de lo que vale una bicicleta de mediana calidad.
Las grandes multinacionales no están interesadas por las tierras cultivables del mundo desarrollado, los ridículos precios a los que se cotizan todavía les parecen caros, poco rentables para sus maniobras especulativas.
Mientras las grandes empresas nos invaden con productos foráneos de dudosa calidad y éticamente cuestionables, nuestras tierras se abandonan y desaparecen nuestros agricultores y con ellos una cultura y una tradición que permitió durante siglos abastecer-nos de productos alimentarios en cantidad i calidad suficiente para consolidar la “dieta mediterránea”, valorada universalmente, pero que paradójicamente va desapareciendo de nuestras cocinas i nuestras mesas a medida que aumenta su fama y reconocimiento.
En nuestro país las tierras están baratas, por el importe del salario mínimo interprofesional de un mes, podemos comprar una pequeña parcela de tierra de cultivo dotada con riego localizado, en la que podemos crear un mundo de variedades y sensaciones impagables.
Cultivar la tierra con nuestras manos y comer los frutos del esfuerzo, nos ayudará sentir y reconocer el valor de lo auténtico.
Si usted, querido lector, no tiene un pedacito de tierra desde donde lanzar a volar sus sueños al viento, con los pies bien apoyados en la tierra, quizás sea un buen momento para invertir en un cachito de tierra, para trabajarla con sus manos, para cuidarla y mimarla, para recibir con alegría y agradecimiento el fruto de la tierra madre.
Si invertimos un poco de nuestro tiempo y dinero en la compra de una pequeña parcela y cultivamos nuestro pequeño huerto, no acabaremos con el hambre en el mundo, ni con la especulación agroalimentaria, ni nos haremos ricos.
Pero tal vez tomemos conciencia del valor de lo próximo, lo sencillo, lo cotidiano. Puede que se nos abra la mente a nuevas posibilidades de relación con el medio que nos sustenta, con los seres que habitan nuestro entorno. Puede que lleguemos a reconocer cualidades en la sencillez, en las pequeñas dimensiones, en la sutileza, la fuerza y la contundencia de la naturaleza. Aprenderemos a respetar el medio y a sus moradores, y a establecer equilibrios materiales y emocionales que nos abran nuevos horizontes de esperanza y de confianza en nosotros mismos.
Invertir en un pedacito de tierra, desde el punto de vista económico nunca será gran cosa, pero emocionalmente puede ser la inversión de tu vida.