¿Deberían prohibir los piquetes?
Tan solo un ejemplo de lo que sucedió ayer.
Una mujer, dueña de un pequeño comercio ante los insultos y amenazas de una veintena de personas pertenecientes a un piquete, les plantó cara consiguiendo más exabruptos y algún salivazo.
Y llega la policía y en lugar de fundir a los agresores a porrazos, se pone a templar gaitas y ha hacer de mediadores. ¿Mediadores de qué? Digo yo que cuando hay que mediar es cuando dos se están agrediendo mutuamente, no cuando uno agrede y el otro se defiende, sobretodo si el agresor no es uno, sino veinte, y la agredida está en soledad.
Pero no, esa mujer, que paga a los sindicalistas y a la policía con sus impuestos, resulta que se tiene que ver como los primeros la agreden y los segundos no la defienden. Es como si nos compramos un microondas, cuando lo enchufamos nos explota en la cara y cuando vamos a protestar a la tienda no solo no se hacen responsables de lo ocurrido, sino que además nos dan con radiador en la cabeza y además nos echan a patadas.
¿Por qué no prohiben los piquetes informativos si todos sabemos que ni informan, ni tienen nada que informar?
¿En qué siglo estamos? ¿En el siglo XIX, o en el XXI? ¿Nos comunicamos por señales de humo, o tam tams, o resulta que tenemos periódicos, televisiones, radio, internet y otras menudencias?
¿Hay alguien en este país, en este mundo, en esta galaxia, que no sepa el motivo de cualquier huelga?
La únicas funciones de los piquetes son amedrentar, amenazar, maltratar, enriquecer a los fabricantes de silicona, dar trabajo a cerrajeros y cristaleros, escupir, berrear, apedrear, poner clavos en el asfalto, quemar contenedores, tirar petardos, y otros y variopintos juegos recreativos de ayer y de hoy.
Y después de estás funciones se van a meterse chinchón en vena a los bares que, por supuesto, no están en huelga.