Indignación de la OCU_La ineficacia se extiende como un cáncer entre los lastres de lo que debia ser supervisión
14 Ene 2013
El año ha comenzado con una mala (aunque previsible) noticia: los españoles ahorran menos que nunca. Con este panorama, lo lógico sería pensar que nuestras autoridades podrían estar barajando alguna medida para frenar esta tendencia… pero las decisiones políticas no siempre saben de lógica. Y el mejor ejemplo de ello lo hemos visto hace solo unos días. Según se ha filtrado en los medios de comunicación, el Banco de España va a limitar los intereses que ofrecen las entidades financieras en instrumentos como los depósitos o las cuentas de ahorro. La medida quizás les suene: se parece mucho a otra iniciativa que ya criticamos en su día: la conocida como “Ley Salgado”, que puso límite a los depósitos que ofrecían más de un 3,13% , y penalizó a quienes no lo cumplieran con una mayor aportación al Fondo de Garantía de Depósitos. Pero esta vez, la cosa parece ir a peor: el rendimiento de los depósitos solo podrá superar en un 1% al tipo oficial del Banco Central Europeo. Es decir, los depósitos a un año no podrán ofrecer ¡más de un 1,75%! Y aquellos que lo incumplan, tendrán que aumentar sus fondos propios, un castigo mucho más duro que el anterior. La razón, según lo que se conoce hasta el momento, es la de mejorar los márgenes de las entidades y evitar problemas de solvencia.
Con la prudencia con la que nos gusta tomar este tipo de noticias (ya que aún no ha habido ninguna comunicación oficial), no queremos dejar de expresar nuestra más absoluta indignación ante una medida que torpedea la libre competencia. Si esto hubiera sucedido en otro sector, las entidades que hubieran pactado esas retribuciones hubieran sido sancionadas de inmediato por atentar a la libre fijación de precios que nuestra Constitución santifica. Además, si lo que se busca es huir de problemas de solvencia ¿por qué no se actúa sobre el mercado de derivados, que puede provocar grandes pérdidas? ¿O por qué no se prohíbe la financiación de proyectos absurdos, como hicieron en el pasado, o se limita el número de consejeros que se dedican a no hacer nada? A estas alturas del partido, el Banco de España aún anda muy perdido. Lejos de mejorar sus ineficaces sistemas de supervisión o de favorecer al ciudadano limitando las cláusulas abusivas, su primera gran medida de 2013 solo sirve para dar un nuevo golpe al pequeño ahorrador. ¡Ya está bien!