.
Catalunya fuera del euro, de Guillem López Casasnovas en La Vanguardia
el 16 octubre, 2013 en Derechos, Economía, Libertades, Política, Sociedad
ECONOMÍA. TRIBUNA
La situación que se generaría con una Catalunya fuera del euro está ciertamente llena de incertidumbres. Tantas, que es normal pensar que no sólo el Gobierno catalán, sino también la propia UE debería acabar implicándose en resolverlas si se considera el peso de nuestra economía, de las multinacionales que producen, el carácter fronterizo de las aduanas terrestres y la salida al Mediterráneo. Claro está que los mercados quieren tranquilidad y estabilidad política, pero todos sabemos ya que hay vida inteligente más allá de los mercados y que ninguna sociedad debe supeditarse a su dictado. Con toda cordialidad querría rectificar a aquellos economistas que dibujan escenarios tremendistas sobre una Catalunya fuera del euro y que sólo pueden servir para fruncir la reivindicación del derecho a decidir del Govern. Dudas internas a menudo manifestadas en voz alta sin bastante conocimiento que debilitan la posición de unos y ayudan a la pasividad de otros, aunque la realidad previsiblemente puede acabar trayendo pérdidas de bienestar recíprocas.
Querría enmendar un equívoco que se comete, y que algunos comentaristas han ido repitiendo, cuando se afirma que en una Catalunya fuera de la UE nuestras entidades deberían expatriarse forzosamente para acceder a la liquidez del BCE.
Contrariamente a lo que se dice, si Catalunya tuviera un Estado propio, las entidades de crédito con sede en Catalunya sí que podrían seguir siendo participantes del sistema Target2 de consolidación de las transacciones financieras. Habría bastante con que nuestras entidades contaran con una sucursal o filial en cualquiera de los 28 países miembros de la UE o, incluso, del Espacio Económico Europeo.
¿Podrían las entidades financieras con sede en Catalunya acceder a las inyecciones de liquidez del BCE? De nuevo y sin duda que sí, nuevamente gracias a una sucursal o filial establecida (algunas ya las tienen) en cualquier Estado miembro de la zona euro, siempre y cuando siguiera cumpliendo los criterios de selección para ser reconocida como entidad de contrapartida. Estos requisitos incluyen el mantenimiento de reservas mínimas obligatorias en el banco central –1% de los pasivos computables–, acreditar solvencia y cumplir los requisitos operativos del BCE, rasgos que nuestras entidades alcanzan con creces, lo cual les permitiría participar en operaciones de mercado abierto del eurosistema (autoridad monetaria de la zona euro) y acceder a las operaciones principales de financiación y a las operaciones de financiación a más largo plazo.
No querría minimizar otras cuestiones, pero en esta etapa extraordinaria que nos toca vivir, ya tenemos bastante dificultad para hacer valer las posiciones catalanas frente a un Gobierno que las ignora como para debilitarlas con problemas nuevos cuando estos, por suerte, no son reales.
Pd. S2