Standard & Poor's quita la Triple A de Holanda y pone en cuestión al presidente del Eurogrupo
El recorte del 'rating' de la economía holandesa por parte de la agencia calificadora Standard & Poor's (S&P) tiene unas consecuencias que trascienden las finanzas del propio país. Holanda ha perdido la preciada Triple A (la máxima calificación crediticia posible) debido a unas previsiones de crecimiento más bajas, el alto endeudamiento de las familias y el pinchazo de su burbuja inmobiliaria.
Esta decisión supone, en primer lugar, que unos de los países europeos que más ha promovido las doctrinas de austeridad -tan discutidas dentro de la eurozona- ha terminado sucumbiendo a los efectos de la recesión con un notable debilitamiento de sus cuentas públicas.
De hecho el pasado mes de mayo la Comisión Europea tuvo que rebajar los objetivos de déficit del país debido a un empeoramiento de las proyecciones económicas. es más, Holanda no sólo está sometida al Procedimiento de Déficit Excesivo, sino que también va a ser investigada en profundidad por Bruselas por contar con desequilibrios macreoconómicos que ponen en peligro su propia estabilidad y la de la UE.
Pero quizás un efecto aún más significativo de esta decisión de S&P es que se rompe la regla no escrita que impusieron Alemania, Holanda y Finlandia, principalmente, de que el presidente del Eurogrupo debía proceder de un país que tuviera la máxima calificación crediticia. Así fue como el ministro de Finanzas holandés, Jeroen Dijsselbloem, se hizo con el puesto el pasado año, en sustitución del carismático Jean-Claude Juncker.
El nombramiento de Dijsselbloem contentaba, efectivamente, a los países del Norte de Europa porque significaba que al frente del Eurogrupo estaría representado un Estado Triple A, comprometido con el rigor fiscal y la austeridad. También esta decisión daba el peso necesario que los países del Benelux reclaman siempre, como parte fundadora de la UE. Por último, el nombramiento de este joven político miembro del partido laborista holandés contentaba a Francia, el último gran país del euro donde gobiernan los socialistas. Estos tres factores pesaron más que el hecho de que Dijsselbloem carecía de experiencia política y era un completo desconocido en el ámbito de las finanzas internacionales.
¿Qué consecuencias tendrá la decisión de S&P? Desde luego supone un contratiempo para Holanda y los países que se han considerado hasta ahora como un ejemplo de las buenas prácticas económicas. Y, sobre todo, pone en tela de juicio la 'legitimidad' del presidente del Eurogrupo si lo que se pretende es seguir con esa máxima de que el país que ocupa esta silla ha de tener la Triple A.
http://www.elmundo.es/economia/2013/11/29/52987e710ab740c10f8b459e.html