Re: Derecho al suicidio por supuesto, también.
Pero sin la derecha ¿que va a hacer la izquierda? ¿Quién, de forma periódica, va a reflotar lo que destrozan y las economías que se cargan?
Pero sin la derecha ¿que va a hacer la izquierda? ¿Quién, de forma periódica, va a reflotar lo que destrozan y las economías que se cargan?
Madoz, los poderes fácticos de hoy no son de derechas, a ver si te enteras, es más son de corte socialista como la masonería.
Otra cosa es que una gran parte de la población como tú sigue queriendo poner todo lo malo en un lado y llamarlo derecha, pero eso demuestra un desconocimiento total y absoluto de toda la amalgama que quereis meter dentro de ese saco. Francamente el poderoso de hoy tiene más cortes totalitarios nazis, capitalistas y stalinistas que en ninguna otra época, es decir que utiliza todos los medios sean de la ideología que sea para seguir controlando el poder.
Sari, mejor resumido imposible.
Yo siempre supe que no habiais desaparecido, asi que no me sorprende vuestro Amanecer Dorado, habeis estado agazapados esperando el momento, el momento son las crisis y la desesperación, porque de otra manera, nadie con dos dedos de frente os acompaña ni a la esquina.
Sobre el peligro rojo y el de la masonería, me recuerda los discursos precisamente de regímenes totalitarios en España, que todos sabemos de que ideología eran y que salvo manipulación histórica interesada tuvieron el poder 40 años asegurado, y ahora en casi las mismas condiciones, porque la transición en España no fué modélica, sino que fué subyugando los ideales de los siempre perdedores.
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La antimasonería de Franco
En particular, en la España de la primera mitad del siglo XX era un lugar común del pensamiento reaccionario referirse a esa conspiración como la responsable de la decadencia española desde, al menos, el tiempo de Felipe II. La Monarquía católica de los Habsburgo sería el enemigo a batir por parte de elementos de muy diversa procedencia, algunos de ellos los judíos sefardíes expulsados de España por los Reyes Católicos y sus descendientes, enriquecidos por la usura, que habrían conectado con los rebeldes holandeses (Guillermo de Orange) y otros enemigos del catolicismo y del Imperio español, que sería su más firme defensor (Luz de Trento, martillo de herejes). Tales habrían sido los responsables del aparato de propaganda antiespañola que se denominó Leyenda Negra. El hecho de que entre los protestantes (Lutero en particular) el antisemitismo sea incluso más fuerte que entre los católicos no parece ser suficiente contradicción para la teoría.
De ese ambiente intelectual participó Francisco Franco, que manifestaba en sus discursos un odio especial a la masonería, en la que habría intentado ingresar sin conseguirlo (no obstante, no parece haber documentación definitiva sobre ese extremo). Otras fuentes también destacan la situación familiar de Franco, hijo de un militar de la Marina Española que no puede continuar esa tradición por culpa de la reducción de efectivos debida a la desaparición del Imperio en el Desastre de 1898. Los vencedores, Estados Unidos (que más tarde serían paradójicamente el principal sostén de Franco) son vistos como una potencia infernal, protectora de toda clase de sectas heréticas, dominada por la avaricia del capitalismo de origen judío (sin extrañarse de la contradicción capitalismo-comunismo) y por los periódicos manipulados por los judíos. El éxito de su hermano Ramón Franco, el aviador que consiguió cruzar el Atlántico, conocido por su ideología progresista y pertenencia a la masonería, habría acentuado en Francisco Franco, según estas fuentes, la sensación de inferioridad. Obligado a conformarse con ingresar en el Ejército de Tierra, logró una brillante carrera en el ejército colonial de África.
La expresión no es una maledicencia de sus enemigos, se recoge también en medios afines al franquismo.. En esa misma página biográfica sobre Franco se reproduce esta interpretación del Desastre del 98, extraída del «Anecdotario» del propio Francisco Franco (bajo el pseudónimo Jaime de Andrade) para el guion de Raza, película dirigida por José Luis Sáez de Heredia:
En Filipinas, el extranjero fomenta perturbaciones. La masonería lo invade todo. En Cuba, los insurrectos tienen protecciones poderosas; las mismas logias, pero una gran nación detrás.
Abandonados el Ejército y la Marina por España; prisioneros de España. Yo he leído en el Estado Mayor del Capitán General de la Isla cartas que destilaban sangre. El Gobierno no quiere aventuras; hay que contemporizar. No se pueden enviar más hombres. La guerra no es popular.
Uno de los oficiales presentes interrumpe: «¿Qué han hecho para que lo sea? ¡Cuánta vergüenza!». Y el jefe de Estado Mayor sentencia: «Al final, sin armas, sin efectivos, sin política exterior, aislados del mundo, tendremos la culpa los militares.
En el ambiente militar se acerca a las publicaciones anticomunistas que se editaban en Francia (por las «ligas» de extrema derecha como Action Française, Solidarité Française o Le Faisceau) y se adhiere en mayo de 1934 a la Entente Internacional contra la Tercera Internacional, con una carta en la que expresa su deseo de «cooperar, en nuestro país, a vuestro gran esfuerzo».
Su ascenso hasta la jefatura del bando sublevado en la Guerra Civil Española le permitió concentrar la represión en los elementos que percibía como antiespañoles: masones e izquierdistas, rasgos que veía en la totalidad de los defensores de la República. La reconstrucción que ordenó hacer el propio Franco en el Archivo General de la Guerra Civil de Salamanca, junto a los papeles incautados, de una sala donde se reprodujera toda la parafernalia decorativa de una logia masónica, acumulando toda clase de elementos truculentos, da una buena muestra de su antimasonerismo.
Los difíciles años cuarenta, primero con la Segunda Guerra Mundial (en la que quedaron claras tanto las simpatías del régimen franquista por Alemania e Italia como la habilidad de mantener un equilibrio necesario ante los aliados, que desde 1942 se ven como vencedores), y luego con el aislamiento internacional de la posguerra; produjeron unos memorables discursos públicos de Franco, en los que, además de referirse a la pertinaz sequía, se prodigaba en referencias a la «conspiración judeomasónica» como culpable de todos los males de España. No obstante, algunas actuaciones en favor de judíos de origen sefardí durante la guerra (el diplomático Ángel Sanz Briz) permitía al Régimen no presentarse como racista). De hecho, ese extremo fue importante para que el nacionalcatolicismo dominante integrara el discurso de la conspiración sin mayores problemas. La «raza española» no pasará de ser un concepto retórico, que se definía precisamente por la extensión de la fe católica que favoreció el mestizaje en América.
El posterior acercamiento a los Estados Unidos puso en sordina toda esa retórica junto con el resto de referencias fascistas demasiado explícitas, que a pesar de todo no desaparecieron completamente hasta el final del franquismo. En su última intervención publica, en la Plaza de Oriente el 1 de octubre de 1975, ante una manifestación convocada para demostrar el mantenimiento del apoyo popular a su régimen, duramente criticado en el exterior por los últimos fusilamientos, volvió a utilizar el recurso de atribuir el problema a una conspiración masónico-izquierdista de la clase política, en contubernio con la subversión terrorista-comunista en lo social.
http://es.wikipedia.org/wiki/Conspiraci%C3%B3n_judeo-mas%C3%B3nico-comunista-internacional
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La necesaria segunda Transición
España está viendo el final de un periodo que se inició en la Transición de la dictadura a la democracia, que ocurrió después de la muerte del dictador General Franco. Este lideró una de las dictaduras más crueles que han existido en Europa durante el siglo XX. Nunca debería olvidarse que por cada asesinato político que cometió el régimen fascista liderado por Mussolini, el régimen fascista liderado por el General Franco cometió 10.000, tal como ha documentado el Profesor Malefakis, experto en fascismo europeo, de la Columbia University de Nueva York en EEUU. Esta dictadura se inició en 1939, cuando las fuerzas golpistas que se levantaron en el año 1936 contra un gobierno democráticamente elegido triunfaron con la ayuda del nazismo alemán y del fascismo italiano, que proveyeron el material militar utilizado por el Ejército golpista del que la República carecía.
La brutalidad de aquella dictadura era necesaria para mantener un régimen impopular, que representaba los intereses de una minoría frente a una mayoría -las clases populares de los distintos pueblos y naciones que constituían España-. Era una dictadura totalitaria –y no solo autoritaria- que intentó imponer una ideología totalizante (es decir, que invadía todas las áreas más íntimas del ser humano, incluyendo el sexo y el lenguaje) conocida como nacionalcatolicismo, que era una mezcla de un nacionalismo imperialista asfixiante, que no reconocía la plurinacionalidad de España, y un catolicismo sumamente reaccionario, promovido por una jerarquía eclesiástica que formaba parte de aquel Estado dictatorial (los sacerdotes eran pagados por el Estado y el dictador nombraba a los obispos). No es cierto, pues, que la Iglesia se limitara a apoyar al Estado fascista. No, la Iglesia estaba mucho más involucrada en aquel régimen de lo que ahora admite. En realidad, la Iglesia era parte de aquel Estado y contribuyó a la represión, tanto ideológica como física, de aquel régimen. Muchos tribunales de la dictadura, encargados de la represión, tenían sacerdotes en su seno.
Aquel régimen fue enormemente represivo y responsable del enorme retraso económico y social de España (cuando el dictador murió, España tenía el gasto público social más bajo de Europa, con el mayor porcentaje de analfabetos en este continente). La resistencia a aquel régimen la lideró el movimiento obrero, convirtiendo a España -en los últimos años de la existencia de la dictadura- en el país europeo donde hubo más días laborales inactivos como consecuencia de huelgas, y más agitación social. Esta agitación político-social, ampliamente apoyada por las clases populares en España, fue determinante para que terminara aquel régimen dictatorial. Recordemos que, aun cuando Franco murió en la cama, la dictadura murió en la calle.
http://www.vnavarro.org/?p=10231#more-10231
TERGIVERSACIONES DE NUESTRO PASADO: UNA VISIÓN REPUBLICANA DE NUESTRA HISTORIA
http://www.vnavarro.org/wp-content/uploads/2014/02/12-02-14-tergiversaciones-de-nuestro-pasado.pdf
Un saludo