El dueño de Facebook compra WhatsApp pero sigue sintiéndose vacío por dentro
La compañía Facebook ha anunciado este miércoles que ha alcanzado un “acuerdo definitivo” para comprar la empresa de mensajería instantánea WhatsApp, operación que se ha cerrado por casi 14.000 millones de euros y que solo ha servido para mantener ocupada la mente de Mark Zuckerberg, fundador y líder de Facebook, durante un escaso minuto.
Pasado ese corto periodo de tiempo, Zuckerberg ha vuelto a sentirse muerto en su interior, como si transitara inerte por este mundo en plena soledad, rodeado de espectros, consumido por el tedio y la abulia.
Según la documentación entregada por Facebook, la red social se hará con la totalidad del servicio de mensajería a cambio de 183,9 millones de sus acciones, más 2.912 millones de euros en líquido y otros 2.184 millones en acciones restringidas. Una cuantía insignificante si hubiera servido para hacer que Zuckerberg recuperara las ganas de vivir, aquellas con las que empezó hace años a construir un proyecto vital que ahora, indefectiblemente, se le revela absurdo, carente de sentido y muy alejado de su idea de felicidad.
En la actualidad, WhatsApp asegura contar con 450 millones de usuarios que, en contra de las previsiones de la compañía, de nada han servido para hacer que Mark Zuckerberg olvide, ni que sea por un rato, lo terriblemente solo que se siente.
El fundador de Facebook ha declarado que WhatsApp está “en la senda de conseguir conectar a 1.000 millones de personas”, las cuales podrían hacer que él se sintiera menos arrojado a la tristeza por las mañanas, cuando se mira al espejo y se dispone a ir a un trabajo que ya no le motiva y que, de hecho, no hace sino recordarle a cada momento lo solo y desamparado que se encuentra en realidad.
“Los servicios que han alcanzado este hito son increíblemente valiosos para Facebook”, ha afirmado el consejero delegado y fundador de la conocida red social mientras pensaba que pagaría toda su fortuna para volver a sentir algo, lo que fuera.
En 2012, a cambio de 728 millones de euros, Zuckerberg adquirió la red social Instagram, una aplicación para móviles en la que se comparten fotos. Tanto dinero sirvió solamente para hacer que el empresario pudiera llenar sus horas sin rumbo ni propósito observando fotos de atardeceres que ahora le pertenecen.
A última hora de la mañana, y olvidada ya por completo la compra de WhatsApp, Mark Zuckerberg ha preguntado a su equipo cuánto vale “el amor verdadero”.
¡Bah! carnero, oveja. A tu raza, a tu vellón y a tu clan sé leal.