Miguel Blesa fue recibido en la residencia del cónsul español en Londres antes de declarar contra Elpidio Silva
Un equipo de laSexta Noticias ha conseguido, en exclusiva, las imágenes del expresidente de CajaMadrid, Miguel Blesa, en Londres. Allí Blesa, que está imputado, contó con la compañía de Rafael Jover, cónsul de España en Londres, que puso a su disposición su vivienda, un inmueble que ha costado más de 10 millones de euros pagados por todos los españoles.
Miguel Blesa parece incapaz de poner freno a su alto tren de vida. Como si continuara siendo el que un día fue, el expresidente de Caja Madrid se permitía unas vacaciones junto a su esposa en Londres justo antes de su última declaración ante el juez en el juicio contra Elpidio José Silva. Blesa pasó cinco días y cuatro noches por todo lo alto en la capital británica.
Aunque resulte extraño dado su condición de imputado por su gestión en el caso de las preferentes, hasta aquí todo podría entrar dentro de la lógica. La polémica llega a partir de unas imágenes exclusivas de laSexta Noticias que demuestran que Blesa y su mujer fueron recibidos en casa del cónsul español en Londres, Rafael Jover, quien ejerció de anfitrión y guía de la pareja.
El propio cónsul es quien se encarga de que al matrimonio no le falte de nada. Un chófer trasladó directamente a Miguel Blesa y a su esposa desde el aeropuerto hasta la casa del cónsul nada más aterrizar en la capital británica. Rafael Jover les recibía en su residencia oficial propiedad del Estado por la que pagamos en el año 2009 casi 11 millones de euros.
A partir de ese momento, el cónsul español ejerce de guía de lujo por la ciudad. Les acompaña en su paseo por Portobello, visitan sus tiendas y paran a comer en un exclusivo restaurante del barrio de Chelsea. Rafael Jover no ha querido dar ninguna explicación al respecto pese a la insistencia de laSexta Noticias en que aporte su versión de los hechos.
El Ministerio de Exteriores tampoco ha querido valorar si es ético o no darle este trato al matrimonio Blesa. Sólo aclara que, mientras no incurra en ninguna ilegalidad, el cónsul puede alojar en su residencia a quien él considere.