Quizás la afirmación de Rajoy de que la crisis es «historia del pasado» sea ir demasiado lejos, pero las previsiones para 2015 sí invitan al optimismo. En las últimas semanas se han sucedido las revisiones al alza de los pronósticos de crecimiento para España. Por poner dos ejemplos, la Fundación de las Cajas de Ahorros (Funcas) elevó el jueves en dos décimas su estimación hasta situarla en el 2,4% mientras que La Caixa aplicó el mismo incremento y la situó en el 1,9%.
Las razones esgrimidas son el desplome del petróleo, que cotiza en mínimos en cinco años, a 62 dólares el barril; la depreciación del euro, que se cambia a 1,24 dólares; y el recorte en el tipo de interés exigido a la deuda española (1,89% para los bonos a diez años) gracias a las medidas del Banco Central Europeo. A estos tres factores que traen vientos de cola para la economía nacional se suman una mayor relajación fiscal en la zona euro y el punto de inflexión en la construcción.
Todo ello hace prever un buen año para España, que de cumplirse los pronósticos se convertirá en la economía con mayor crecimiento de todas las grandes del euro. Pero también hay riesgos que amenazan este alentador panorama. El que más preocupa es un estancamiento prolongado de la Eurozona, aunque los datos del tercer trimestre parecen descartar una tercera recesión. Otro motivo de inquietud es la política por el auge de los populismos.
La posibilidad de elecciones anticipadas en Grecia, con el partido de extrema izquierda Syriza como favorito en los sondeos, ha desatado un terremoto estos días. En España hay elecciones a finales de 2015 y la irrupción de Podemos augura una mayor fragmentación que hará más difícil impulsar reformas.
Petróleo: inyección de 10.000 millones para la economía
El petróleo se ha convertido en la más grata sorpresa de la segunda mitad del año. En junio cotizaba a 115 dólares y el viernes se encontraba en los 62. Es una caída del 46% que constituye una importante inyección para la economía española, que debe importar prácticamente todo lo que necesita. El país consumió 420 millones de barriles el año pasado, por los que pagó 34.800 millones de euros a razón de 82 euros el barril.
Según las estimaciones de La Caixa, si el precio se sitúa en 68 euros (83 dólares) el próximo ejercicio, el ahorro sería de 3.360 millones y se elevaría a 5.880 si se coloca en los 62 euros (76 dólares). El ministro de Economía, Luis de Guindos, ha llegado incluso a calcular un efecto positivo de 10.000 millones.
En sus Presupuestos para 2015, el Gobierno estimaba un coste de 104 dólares el barril, con lo que la situación actual es muy ventajosa. Luego habrá que ver cómo la caída se traslada a las gasolinas y el gasóleo, que solo se han abaratado un 13% de media. Es algo que depende del cambio del euro, de las cotizaciones internacionales de los combustibles y también de los márgenes de las petroleras.
Hay consenso en que el petróleo se va a mantener bajo en 2015 dada la actitud de la OPEP, que ha optado por no bajar su producción pese al exceso de oferta en el mercado. Esta decisión, impulsada por Arabia Saudí, se interpreta como una estrategia para dejar fuera de combate el fracking de EE UU. Pero hay miembros del cártel que también están pagando caro tener un crudo tan barato. Morgan Stanley prevé que el Brent ronde los 70 dólares en 2015 y no descarta que baje a 43.
Euro: un estímulo para las exportaciones
El euro arrancó el año en 1,38 dólares y el viernes se situaba en 1,24. Ha caído, por tanto, un 10%. Este descenso supone un significativo estímulo para las exportaciones fuera de la Eurozona y también para atraer turismo extranjero. De acuerdo con las estimaciones del BCE, una depreciación duradera de esta magnitud supone un aumento del PIB de dos décimas a corto plazo y de seis a largo plazo.
Sin embargo, se espera que este efecto sea muy dispar entre países, según la composición de sus ventas en el exterior. Así, por ejemplo, beneficia más a Italia y Francia que a Alemania, debido a la fuerte especialización de esta última en productos de alto nivel tecnológico, menos sensibles al precio. Funcas considera que tendrá un impacto limitado en España.
Según los datos de enero a septiembre, las exportaciones españolas a la zona euro supusieron el 50% del total; las dirigidas al resto de socios de la UE, un 13,8%; y las destinadas a países no comunitarios, un 36,3%. Las ventas al exterior sorprendieron gratamente en el tercer trimestre porque mantuvieron su vigor, con un crecimiento del 3,5%, inmunes al debilitamiento de las principales economías del euro.
La depreciación del euro es consecuencia del diferente momento del BCE y la Reserva Federal, el primero con planes de aumentar la compras de activos y el segundo en plena retirada de estímulos.
Bono: tipos de interés en mínimos históricos gracias al BCE
Desde que en julio de 2012 Mario Draghi pronunció aquellas palabras de «haré todo lo necesario para preservar el euro», el interés exigido al bono español no ha parado de caer. Entonces estaba en el 7%, lo que situaba a España al borde del rescate. Ahora se sitúa en 1,89%, cerca de mínimos históricos. Detrás de este descenso sigue estando el BCE, que no para de tomar medidas para estimular la recuperación: bajada del tipo de referencia al 0,05%, barras de liquidez a la banca, y programa de compra de activos (ABS y cédulas hipotecarias).
Pero como todo esto no parece ser suficiente, ahora se espera que se ponga a adquirir deuda pública de forma masiva, una expectativa que el propio Draghi ha alimentado. El fracaso de las dos últimas subastas de liquidez, cuando la banca ha solicitado la mitad del dinero ofrecido ante la falta de demanda solvente de crédito, aumenta la presión en este sentido.
Para el Tesoro, este descenso es una bendición. El Ministerio de Economía estima que para 2014 ha supuesto un ahorro de 5.000 millones de euros, que se suma a los 3.000 de 2013. Además, la previsión para 2015 en los Presupuestos Generales del Estado se sitúa en el 2,6%, muy por encima del nivel actual, lo que podría liberar otros 1.400 millones. El dinero que no hay que dedicar a intereses se puede destinar a otros fines como estimular la economía. Las arcas públicas no son el único beneficiario. Las empresas españolas también se están financiando más barato en los mercados.
Relajación fiscal: Bruselas reduce la presión para cumplir con el déficit
La necesidad de ajustes fiscales se reduce en 2015. Primero porque España entra en un círculo virtuoso debido al menor coste de financiación y a que la recuperación impulsa la recaudación y aminora el gasto en prestaciones por desempleo. Pero también porque Bruselas está suavizando sus exigencias, cada vez más consciente del perjuicio causado por la sobredosis de austeridad, que ha derivado en un 'boom' de los populismos.
La Comisión Europea, no obstante, alberga aún serias dudas de que España vaya a cumplir su objetivo de déficit para el año próximo, el 4,2%, pues calcula que se situará en el 4,6%. Aunque le ha concedido un voto de confianza. Francia e Italia van a incumplir claramente sus metas, pero se les ha dado de plazo hasta marzo para replantear sus cuentas. Nada de sanciones por ahora.
En este marco más flexible, Rajoy pondrá en marcha este año su reforma fiscal, que pondrá en manos de los contribuyentes 4.000 millones de euros con rebajas en el IRPF y el Impuesto de Sociedades. BBVA considera que representará un «impulso al crecimiento en 2015 y 2016». No cree que amenace el cumplimiento de los objetivos de déficit, «gracias a la mejora cíclica en algunos ingresos y gastos, así como el espacio que dará un entorno de menores tipos de interés que los presupuestados».
Construcción: los indicadores apuntan a un cambio de ciclo
La construcción comienza a levantar cabeza después de siete años de un ajuste brutal tras el estallido de la burbuja inmobiliaria. Se espera que en 2015 la inversión en este sector marque un punto de inflexión y empiece a crecer. Eso sí, tendrán que pasar años o más bien décadas para recuperar los niveles anteriores a la crisis, cuando en España se construían 700.000 viviendas cada año, lo mismo que en Francia, Alemania e Inglaterra juntas.
«La inversión en construcción crecerá en términos anuales en 2015, por primera vez después de siete años, tanto en viviendas como en el resto», señala el informe de Funcas. En la misma línea, el BBVA espera que la inversión residencial aumente un 4,9% en 2015, después de contraerse un 3,6% este año y un 8% en 2013. Apoya esta positiva previsión en «la reducción de los tipos de interés, el incremento de la riqueza financiera, la menor incertidumbre en el mercado laboral, la estabilización de los precios y el incremento en el número de visados».
No hay que olvidar, además, que el euríbor, la principal referencia para los créditos hipotecarios, se encuentra en mínimos históricos. El indicador terminó el mes de noviembre en el 0,335%.