Re: Grecia recibirá una nueva ayuda de emergencia de la Unión Europea por 2.000 millones de euros
El primer ministro griego, el líder de izquierda radical Alexis Tsipras, considera que su encuentro de hoy lunes con la canciller alemana Angela Merkel será una oportunidad para hablar sin la presión de unas negociaciones. «Y esto es muy importante porque los dos podemos discutir los temas importantes para Europa, así como la mejora de las relaciones bilaterales entre Grecia y Alemania», dijo Tsipras en un comunicado ayer tarde. Sin embargo, lo que de verdad lleva Tsipras en su cartera es la perspectiva de que su gobierno se quede sin dinero a muy corto plazo.
El griego espera poder convencer a la canciller alemana de su peculiar visión política, después de dos meses en los que la discusión en el seno del Eurogrupo ha acabado convirtiéndose en una cadena de ataques y contraataques entre Atenas y Berlin. Ahora Tsipras cree que tiene una «oportunidad única para seguir los cambios que los gobiernos anteriores no se atrevieron a intentar, ya sea porque se habían comprometido a poderosos intereses o porque no tuvieron apoyo popular».
La lista de reformas que no llega
El optimismo del griego puede estar basado en el hecho de que fue la canciller Merkel quien le invitó a cenar en Berlín. Después de la reunión en Bruselas en la madrugada del jueves al viernes ha quedado claro que Grecia no ha cumplido nada de los que se había comprometido a hacer el 20 de febrero en el Eurogrupo ni de lo que prometió que haría cuando visitó al presidente de la Comisión, Jean-Claude Juncker. En la cena con el formato franco-alemán junto a los presidentes del BCE, la Comisión y el Eurogrupo, Tsipras volvió a prometer que presentará «lo antes posible» una lista de reformas que su Gobierno deberá someter a la consideración de los inspectores de los acreedores, antes de cualquier desembolso del fondo de rescaste, y en el Ministerio de Finanzas están trabajando a toda máquina sobre ello.
A pesar del tono optimista del primer ministro, el hecho es que el Estado griego se está quedando sin dinero. Grecia necesita unos 1.500 millones de euros para cumplir con sus obligaciones de marzo con el FMI y 2.000 millones en abril. Según la prensa griega, Varufakis ha encontrado la manera de asegurar los pagos de esta semana, pero las perspectivas a corto plazo ya no están tan claras. Según el diario «Ekathimerini», se ha llegado a pensar en utilizar pagarés para el pago de salarios y pensiones, que sería una fórmula de volver a emitir «dinero», o algo parecido, y no está claro como lo aceptarían los funcionarios y los jubilados. También se dice que se ha considerado la posibilidad de aprovechar las reservas de los fondos de pensiones de los funcionarios, algo que tampoco sería muy popular.
La última oportunidad
En el caso de Merkel, se ha llegado a decir que esta invitación al griego después del periodo de tensión entre los dos países se planteaba como la última oportunidad para evitar una crisis grave, después de haber proclamado que han perdido toda la confianza en Tsipras. Para un dirigente alemán actual no es fácil digerir las proclamas en las que se mezclan la demagogia localista y la historia. La petición de compensaciones por el periodo de ocupación nazi durante la II Guerra Mundial es uno de los gestos más dolorosos para Berlín y, por supuesto, no existe ninguna oportunidad de que se convierta en realidad. Las cosas han llegado a estar tan mal -con polémicas de mal gusto como la «peineta» de Varufakis- que en Bruselas se ha comentado que la invitación a Berlín era solamente el último gesto para que nadie pudiera decir que no lo había intentado todo para mantener a Grecia en el buen camino. Para que si Tsipras y sus aliados de Syriza mantienen el pulso con la ortodoxia de la Eurozona, cuando Grecia estuviese al borde del precipicio poder decir que «lo hemos intentado todo».