La mitad de los municipios españoles está en riesgo de extinción. De los 8.125 pueblos que existen 4.955 tiene menos de 1.000 habitantes, según los últimos datos publicados en el INE. Las causas de la despoblación se deben principalmente al envejecimiento demográfico, el bajo relevo generacional, la baja natalidad y la escasez de puestos de trabajo. La Federación Española de Municipios y Provincias exige la aplicación de "urgentes políticas de Estado" para frenar lo que califica como "un problema de primer orden" para España.
Alaraz, en Salamanca, con 495 personas censadas es uno de los pueblos a los que hace décadas lleva afectando el fenómeno de la despoblación. En la calle se escucha a los 20 niños que allí residen jugar en el patio de la escuela, un número que aunque muy superior al de otros pueblos de la península, dista mucho de llegar a los 200 que estudiaban en la localidad hace tres décadas. Alaraz cuenta además con dos carnicerías, pescadería, peluquería, tres bares y dos residencias de ancianos, pero la falta de trabajo no deja de ser un lastre.
Clemente Bautista, de 46 años y alcalde de la localidad, asegura que desde los 70 el éxodo rural ha ido a peor. "En la última década hemos perdido más de 100 habitantes. Es imposible que aumente la población si mueren muchas más personas de las que nacen y los jóvenes se marchan porque aquí no hay trabajo suficiente". Bautista insiste en que desde que ocupa la alcaldía, hace ya nueve años, se ha puesto en contacto con las instituciones para buscar una solución. "No hay apoyo institucional. Desconocen cómo es el día a día de la gente, que se marcha porque no encuentra trabajo. Está muy bien que nos den subvenciones para sacar del paro durante dos o tres meses a una persona, pero esto debe ser un plan a corto-medio plazo porque si no estos núcleos de población desaparecerán", sentencia el alcalde.
Luci Acosta, vecina de la localidad, emigró a Australia en los 60 por culpa de la falta de oferta laboral. Después de nueve años decidió volver a su pueblo, pero reconoce que sin poseer un negocio propio, tierras, o ganado es complicado vivir allí. "En Australia hicimos dinero y al volver pudimos montar un supermercado. Alaraz tiene de todo, pero antes había tres veces más gente que ahora y los que no tienen ganado tienen que buscar fuera las oportunidades que no hay aquí", sostiene.
Manuela Pérez (56) es taxista rural en Alaraz desde hace nueve años. Después de separarse y quedarse sin trabajo en Madrid, decidió volver al lugar donde nació para montar un negocio. Al poco tiempo se dio cuenta de que el dinero que ganaba no era suficiente y montó un bar al que le dedica los fines de semana, ya que el resto de los días presta servicio 24 horas por si surge alguna urgencia. "Desde que llegué al pueblo se ha notado muchísimo como se ha marchado la gente. Si sigue así no sé si podré vivir de ello, cada vez lo veo más difícil. La realidad es que censados somos un número mayor, pero que residamos estamos en torno a los 200. Es una pena", lamenta la conductora.
Los últimos datos del INE apuntan a que desde el año 2000 hay 358 municipios más con menos de un centenar de residentes. Ahora, se cifran en 1.286. La provincia que encabeza esta lista es Guadalajara con 173 pueblos de los 288 que tiene.
Henche, en Guadalajara, cuenta con 97 personas empadronadas, pero solo 20 residentes habituales. Construido en una pequeña elevación, sus calles empinadas reciben silenciosas a los pocos vecinos que se atreven a salir de sus casas pese a la lluvia y el frío. Solo hay un bar que abre a las 12.00, cedido por el ayuntamiento a Luismi M., el chaval más joven del pueblo con 22 años. El otro punto neurálgico es la vivienda tutelada. En ella viven ocho personas, aunque solo dos de ellas son vecinos autóctonos de la localidad.
Ángel Cuesta, alcalde de Henche desde 2007, también achaca la pérdida de población a la falta de trabajo. "La mayoría de las personas que viven aquí están jubiladas. Ahora hay tres niños nuevos, pero como en el pueblo no hay escuela los llevan a Cifuentes, que es otro pueblo más grande", explica. El regidor destaca que, pese a los pocos habitantes, intentan estar unidos y realizar algunas actividades que distraigan a los vecinos como gimnasia para las mujeres o cursos de informática. El Consistorio también ofrece un servicio de autobús a los residentes, que una vez por semana les lleva a Cifuentes, y cada 15 días a Guadalajara. Cuesta, que conoció Henche por su mujer, defiende la vida de estos núcleos rurales. "No creo que desaparezcan estos pueblos, la gente seguirá viniendo los fines de semana. Aunque no sé qué solución pueda haber para frenar la marcha a las ciudades, es muy difícil", expresa.
Uno de los puntos que se acordó el pasado 17 de enero en la VI Conferencia de Presidentes Autonómicos fue la necesidad de frenar la despoblación rural y el impacto que todo ello puede tener sobre las pensiones y la sociedad del bienestar. En consecuencia, el presidente de Gobierno, Mariano Rajoy, nombró la semana pasada a Edelmira Barreira Diz comisionada del Gobierno para hacer frente a este reto. La nueva comisión se encargará a partir de ahora de elaborar una Estrategia Nacional frente al reto.