Puede parecer raro, pero de hecho, es muy normal y comprensible.
Hagamos un ejemplo supuesto, entre dos operadores económicos cualquiera, tú y yo. Yo soy un agente económico que pretende conseguir algo (un encargo de bienes futuros o servicios). Tú eres un agente que provee esa demanda.
Voy yo y te manifiesto mi necesidad. Imaginemos que tú eres una agencia de viajes, y yo te encargo un crucero vuelta al mundo de 15.000 €.
Serán una serie de servicios que se iran devengando, y pagando, sobre la marcha según un calendario. Pero los compromisos economicos, las fianzas, reservas, etc, son ya. Y las asumes tu (en mi nombre).
Como aval o garantía voy y te enseño el efectivo que tego en mi cartera. Tengo 20 €, un billete azul.
Además de esa cantidad, muy escasa, te enseño el comprobante de saldo de mi cuenta bancaria. Tengo 180 €.
Como esas cantidades quedan muy desequilibradas respecto del encargo realizado (15.000 €), voy y te enseño una libretita donde tengo anotado a mano "Tengo 20.000 € bajo el colchón".
Si para ti eso es ya una garantía de solvencia y liquidez bastante, perfecto. Pero si eres un agente económico razonablemente prudente, creo que eso de la libretita y mi anotación manuscrita no te servirá de nada.
Si en lugar de ser tú y yo, y hablar de una vuelta al mundo de 15.000 €, somos dos bancos comerciales, y hablamos de un continuo financiar operaciones comerciales, industriales, descuentos de efectos, import-export, etc etc, sin apenas tiempo para evaluar documentación y demás, solo podemos actuar con seguridad si nos dotamos de unas normas comunes muy rigurosas, que nos permitan operar entre nosostros casi de forma automática y a ciegas. Así que eso de las libretitas con anotaciones de supuestos saldos bajo el colchón quedarían descartadas. El efectivo que enseñaramos, también, pues es sumanente pequeña la cantidad, y destinada a atender unas operativas muy concretas (reintegros de ventanilla, o de cajero automático en la propia entidad). Y solo me fiaría del extracto y saldo de la cuenta corriente del banco. Como ya somos bancos, nuestro banco es el banco central.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!