Soy catalán y soy nacionalista, lo reconozco, y no puedo hacer otra cosa que estar de acuerdo contigo, y para los que no crean aquí vivimos en paz entre nosotros, los unos y los otros, básicamente porque no existen dos bandos, PARA LA MAYORÍA DE NOSOTROS, no es relevante si eres hijo de Ayamonte o de Les Borges Blanques, si tus antepasados nacieron aquí , Alcalá de Guadaira o en Vitigudino, no es relevante si en tu casa hablas catalán, hablas castellano con acento de Burgos o con acento de Mérida, o hablas hebreo, nos la suda tres cojones si eres votante de ERC o de Partido Popular, nos importa un rábano si animas al Barça o al Real Madrid, salvo en los días de partido. Normalmente nadie se mosquea si a uno se le dirigen en castellano, pero es cierto que si sabemos que llevas la tira de tiempo aquí es probable que te respondamos en catalán, al comprender que nos entenderás perfectamente, aunque por tu libre elección no desees hablarlo, y podría seguir con ejemplos.
Si pedimos no obstante un respeto a nuestra cultura, nuestra lengua, nuestras tradiciones, nuestra forma de ser , que nos permita desarrollar estos valores sin que nadie se rasgue las vestiduras, que se entienda que somos aportantes netos a la economía de España, y que queremos recibir una cierta devolución vía inversiones en nuestra tierra, aun cuando entendemos perfectamente que calcular cual es la aportación neta es muy difícil y muy opinable, vamos me parece que exactamente lo mismo que un señor de Zamora, que quiere que su lengua sea respetada , la suya es el castellano, pues la nuestra es el catalán y aunque estemos en España se entienda que en dicho estado no solo se habla el castellano, no aceptamos de buen grado imposiciones en este sentido, este señor de Zamora desea desea que sus hijos estudien su historia como nosotros queremos que conozcan la nuestra, si bien en este sentido hay que buscar su equilibro, yo que cuando falleció Paquito tenía 13 años la historia catalana no existía, no se explico absolutamente nada, bien y a la vez aparte de nuestra historia y nuestras cosas queremos que nuestros hijos conozcan la historia de los demás, vamos que los temas “excluyentes” no nos suelen gustar.
Y por cierto si estamos en un error en estos temas económicos, estamos abiertos al debate con datos, con sana discusión, pero no aceptamos que se nos diga que es incierto así sin más y nos lo tengamos que creer como dogma de fe.
Que se entienda que somos así, con nuestras virtudes y defectos, no para tocar los cojones al personal, somos de esta manera de la misma forma que los andaluces o los cántabros son de la suya.
Y a buena parte de nosotros nos jode mucho que algunos hagan bandera de su catalanidad como arma política, creando de alguna forma una animadversión en contra de Catalunya, y alimentado unos conflictos que no existen entre nosotros, o no existen entre la mayoría de los catalanes con la mayoría de los de otras comunidades autónomas, y que se manipule la realidad de la ciudadanía creando o reafirmando unos tópicos que si existen, son solo patrimonio de cuatro y el tato.