Pajín abandona un restaurante de lujo después de ser increpada
M. A. Madrid
La ministra de Sanidad, Leire Pajín, vivió hace algunos días un desagradable incidente en el comedor de Horcher, uno de los restaurantes más exclusivos y también más caros de Madrid. La ministra, que había acudido al selecto establecimiento hostelero junto a dos acompañantes, fue increpada por una comensal, una ciudadana anónima, que le afeó su doble condición de representante del Gobierno socialista y asidua a la cocina de cinco tenedores, “a cuenta” –añadió– “del sueldo que le pagamos todos los españoles”.
Con serenidad, aunque en un tono de voz lo suficientemente elevado como para que pudieran escucharlo los demás clientes que a esa hora degustaban las exquisiteces del menú, la citada comensal recriminó a Pajín el discurso falsamente solidario de los socialistas, “los recortes sociales” acometidos por el Gobierno y los cinco millones de parados, argumentos más que sólidos, dijo, para censurar su presencia en un restaurante tan caro como Horcher. En ese instante, según la versión ofrecida a LA GACETA por un testigo de la escena, Pajín, que se había levantado de su asiento para atender a las palabras de su interlocutora, estuvo a punto de tropezar.
Los diversos sueldos a cargo del erario que Leire Pajín ha venido ingresando en los últimos años –como ex secretaria de Estado de Coorperación, como secretaria de Organización del PSOE, como senadora y ahora como ministra–, fueron asimismo utilizados por la espontánea interlocutora para reprobar la actitud de la titular de Sanidad. Según las fuentes informantes de LA GACETA, el momento de máxima tensión se produjo cuando los escoltas de Pajín solicitaron a la comensal y a sus acompañantes que se identificasen. Una pretensión a la que Estos se negaron alegando no haber cometido ningún delito. Finalmente, tras atender las explicaciones de los guardaespaldas, la ministra decidió abandonar Horcher sin haber dado cuenta siquiera del segundo plato.
El restaurante Horcher, considerado un clásico de Madrid, abrió sus puertas en 1943 y debe su prestigio a sus exquisitas recetas de caza como las de la liebre, las codornices asadas o las hamburguesas de carne de solomillo y ternera picada a cuchillo. Entre su clientela habitual se cuentan destacados representantes de la aristocracia patria, las finanzas o la Banca. En sus elegantes e intimistas comedores, punto de encuentro de personajes de rancio abolengo, millonarios de nuevo cuño y algún que otro socialista despistado, se han sellado acuerdos considerados de alto secreto; y cerrado negocios de muchos millones de euros.