A Gadafi se le va la olla
Y no es ninguna novedad, siempre ha sido evidente que se trata de un loco peligroso, pero hasta ahora disimulaba su enajenación mental con una dosis de astucia suficiente como para mantenerse en el poder.
De un dictador se puede esperar que sea cruel y también cobarde, pero lo de este tío es especial; he estado escuchando un buen rato la traducción simultánea de su discurso, en el que tan pronto citaba el código penal como disertaba sobre Al Qaeda, la guerra de Iraq y cien asuntos más. Parece claro que el loco tirano se ha quedado solo y no tiene a dónde ir; por más que se ensañen sus mercenarios, la batalla está perdida. Su destino más probable es el de Ceaucescu. Que Alá proteja a los libios.