La deuda es de la sociedad anónima deportiva (SAD) los socios, tengan las acciones por compra, por donación, por cesión o por herencia, lo que pueden perder es el valor de las acciones si al final la sociedad acaba en liquidación. Pueden tener otras responsabilidades los administradores de la sociedad o algún socio o no socio que pudiera haber avalado alguna deuda, por tanto NO, NO SE REPARTIRAN LAS DEUDAS A LOS ACCIONISTAS, o al menos no automáticamente. Lo que puede ocurrir es que sea necesaria una ampliación de capital y en el equipo directivo convenza a los socios actuales y/o nuevos que inviertan más dinero, y dicho dinero que serían nuevas acciones corren el riesgo de ser a fondo perdido porque no se consigue recuperar la economía de la sociedad, o sirvan para recuperarla y las acciones actuales de una concursal que no valen casi nada (por ser los últimos en cobrar si le liquida) valgan algo porque efectivamente se recupera. Observa que los problemas vienen de “la estancia en segunda división”. La verdad es que a efectos económicos la segunda división para equipos acostumbrados a primera, con ingresos publicitarios de primera división, merchandising de 1ª y estructura de 1ª, les es muy complicado ajustar sus presupuestos a la segunda división, creo que es habitual que tengan presupuestos excesivos para dicha segunda, y no se puede reducir la estructura de un año para otro, se precisa más tiempo, y mientras los déficits se acumulan y no hay manera de darles la vuelta.
Luego, y no sé si es el caso del Real Zaragoza SAD, en los últimos años han tomado la presidencia dos tipos de personajes, bueno mejor 3 (y repito es una mera opinión mía, y puede tener poco fundamento).
Tipo A) – Sociedades deportivas dirigidas por gentes del ramo de la construcción cuyo objetivo a medio plazo era trasladar los céntricos estadios en propiedad, a zonas más periféricas, mejores instalaciones, y de paso con los vetustos estadios en buenas zonas de las poblaciones construir vivienda con el boom de la construcción.
Tipo B) – Gentes de empresa que con la presidencia del club conseguían cierta notoriedad que no tenían, pero esto vale dinero, mucho dinero y no siempre compensa.
Tipo C) – Empresarios de éxito que creyeron que el negocio deportivo se podía llevar de forma similar a una empresa, pero el problema es que una empresa las cosas con bastante previsibles, o al menos bastante estandarizadas y las soluciones ante los problemas pueden copiarse de otras empresas, aunque no siempre con igual éxito, sin embargo en negocio del fútbol suele depender de que una pelotita entre o no dentro de una portería, vamos que no es lo mismo.
En los tres supuestos podemos ver éxitos y sonados fracasos por toda la geografía.