El Bundesbank da a las a las bolsas europeas. Por Juan Carlos Ureta, Presidente de Renta 4.
La semana pasada hablábamos del "desacoplamiento" entre las diferentes economías y las diferentes Bolsas y señalábamos como los flujos de dinero tienen que moverse buscando oportunidades de retorno, y lo hacen moviéndose de los activos que han subido mucho hacia los activos que se han quedado atrás. Pues bien, la última semana de marzo, que también cierra el primer trimestre, ha sido un claro ejemplo de esa pauta de comportamiento de los inversores, que se han movido hacia las Bolsas de la zona euro y hacia las emergentes.
El resultado es que los índices americanos, con la excepción del Dow Jones, que se ha quedado plano, han experimentado recortes en la semana (S&P 500 -0,4%, Nasdaq -2,8%, Russell -3,5%) mientras las Bolsas europeas, por el contrario, han subido, registrando el Dax, el Mib italiano, el Ibex 35, el Dax y el Eurostoxx 50 alzas semanales del entorno del 2,5%. Por su parte el Nikkei ha subido un 3,3% en la semana y el MSCI Emerging Markets USD un 4,2%.
A falta de una sola sesión para terminar el primer trimestre, las Bolsas europeas, y sobre todo las periféricas, son sin duda las que mejor se han comportado acumulando subidas desde el uno de enero superiores al 13% en el caso de la Bolsa italiana, al 15% en el de la portuguesa, al 14% en el de la griega, al 9% en el de la irlandesa y al 4% en el de la española. El Eurostoxx sube un 2% desde el inicio del año mientras el Dow Jones cae un 1,5% y el S&P solo sube un 0,5%.
Las Bolsas europeas, por tanto, están recuperando una parte del terreno que habían perdido, ya que se habían quedado atrás en 2012 y 2013, pero a la vez el buen tono de las plazas de la zona euro este año 2014 tiene mucho que ver con la expectativa de que el BCE pueda por fin adoptar políticas de expansión cuantitativa de su balance comprando activos al estilo de lo que han hecho la Fed y el Banco de Japón.
Y esta, precisamente, ha sido la gran noticia de la semana, ya que el pasado martes Jens Weidmann, el todopoderoso presidente del Bundesbank que hasta ahora se había opuesto de forma radical a cualquier tipo de alegría monetaria por parte del BCE, abrió la puerta, en unas declaraciones en Berlín, a que el BCE pueda comprar activos. Bien es verdad que lo hizo de forma muy condicional y con todo tipo de cautelas, pero sin duda Weidmann no estaba improvisando cuando hizo estas declaraciones.
Si ponemos las subidas de las Bolsas en relación con la evolución de los bonos de los Tesoros periféricos europeos vemos que el bono español tiene ya un tipo de interés cercano al 3,2%, el portugués está en el 4%, y el irlandés en el 3%. Los mercados claramente descuentan que el BCE va a actuar, ya que la inflación sigue a la baja en varias economías periféricas europeas, incluida la española, y la amenaza de la deflación está ahí.
En este contexto, y en el de la presión creada por la ultra expansiva política monetaria japonesa, hay que situar las declaraciones de Weidmann. La zona euro no acaba de despegar y los problemas políticos de varios de sus miembros, incluida la propia Alemania, se van acumulando y no son fáciles de resolver en el corto plazo. Nada más lógico, siguiendo el guión de lo que ha sido la respuesta a esta crisis desde que empezó, que solicitar la ayuda del Banco Central. Y el BCE parece muy dispuesto a darla.
A nuestro juicio, el único problema que tiene hoy el BCE para articular una política monetaria expansiva es dar con las herramientas adecuadas, lo cual no es fácil dada la complejidad política de la zona. Pero, precisamente, en esa búsqueda es donde son de gran ayuda las palabras de Weidmann, ya que denotan que también el Bundesbank desea que se dé un paso adelante. Damos por sentado que el BCE prorrogará el LTRO, pero lo difícil es idear nuevas fórmulas para articular la ayuda monetaria de forma eficaz, y en eso debe estar trabajando el BCE día y noche.
Podemos ser escépticos, y de hecho lo somos, respecto a la eficacia última de las inyecciones monetarias para crear crecimiento económico. En Estados Unidos, tras varios años de inyecciones de liquidez, seguimos viendo datos mixtos, con crecimiento débil aunque la semana pasada vimos también una fuerte subida del índice Case Shiller de precios de los inmuebles y una fuerte subida de la confianza de los consumidores de la Universidad de Michigan. En Japón también somos muy escépticos en cuanto a que la Abenomics vaya a ser un éxito, ya que la ultra expansión monetaria ha paralizado todas las reformas y por ahora no está logrando sus objetivos.
Pero a corto plazo los Bancos Centrales mueven a los inversores y la semana pasada las Bolsas han respondido tanto a las ya citadas declaraciones de Weidmann como a las manifestaciones de algunos líderes chinos sugiriendo un posible apoyo del People´s Bank of China a la reactivación de la economía china, que está dando señales preocupantes en lo que al crecimiento se refiere.
Pero la mirada de los mercados se ha vuelto de nuevo hacia los Bancos Centrales y sus ayudas y, por ello, la reunión del jueves del BCE y los mensajes de los policy makers chinos sobre las posibles iniciativas del PBC serán más importantes que los datos económicos. En nuestra opinión, las Bolsas europeas han descontado unas medidas del BCE que posiblemente todavía no están maduras y tal vez pueda haber cierta decepción en estos primeros compases del segundo trimestre del año, en los que prevemos más bien unas Bolsas laterales a la espera de la temporada de publicación de beneficios empresariales del segundo trimestre.