¿Invertirías en bonos a largo plazo? Por ejemplo, bonos a cien años
Patrick O'Donnell, gestor de inversiones en Aberdeen AM nos propone invertir en bonos a largo plazo. Su último artículo lo titula "Los bonos a largo plazo son el nuevo negro". Os presento a continuación el comentario a ver qué os parece.
La demanda de bonos a largo plazo está aumentando de forma considerable. Los bonos con un vencimiento a 50 años o bonos ‘Matusalén’ (llamados así en referencia al hombre más viejo de la Biblia hebrea) están incrementando sus emisiones en Europa. Francia y Bélgica emitieron bonos con un vencimiento a cincuenta años el mes pasado e Italia se unirá pronto al grupo.
Todo esto se debe a las limitaciones a las que enfrentan los fondos de pensiones y las aseguradoras para comprar determinados activos. Los activos de renta fija constituyen la mayoría de sus activos. Muchas de estas entidades se han fijado objetivos de pago anual por lo que necesitan un determinado rendimiento en sus inversiones. Sin embargo, en Europa, la debilidad del entorno económico y los bajos tipos de interés de los bancos centrales han situado los rendimientos de algunas inversiones en territorio negativo. Esto ha obligado a este tipo de inversores a comprar bonos con vencimientos mayores para obtener el rendimiento que necesitan para hacer frente a sus objetivos de pagos.
Por su parte, la regulación ha hecho que estos inversores se vean limitados a invertir la mayoría de sus activos en deuda soberana con menos riesgo. Sin embargo, los bonos a largo plazo son inherentemente más volátiles que los que tienen un vencimiento más corto. En efecto, son de lejos bastante más vulnerables a los movimientos en los tipos de interés y a los riesgos que se derivan de los cambios económicos, pues nadie puede predecir cómo va a estar la economía de un país dentro de 30 o 50 años. Si tomamos por ejemplo el caso de Europa, hace 20 años, la zona euro todavía no se había creado. Por todo ello, sería muy imprudente sugerir cómo va ser la economía europea dentro de 50 años.
Sin duda, los bonos a muy largo plazo han llegado al mercado para quedarse. España también se ha unido a la fiesta de los bonos Matusalén emitiendo recientemente bonos a 50 años. Ya hizo una primera incursión en este terreno el año pasado cuando emitió bonos a 50 años a través de una colocación privada (probablemente cuando los propios inversores se acercaron al Gobierno español para pedirle la emisión de bonos a largo plazo). Asimismo, Irlanda y Bélgica emitieron el mes pasado bonos a cien años, también mediante colocación privada.
En definitiva, es evidente que existe una demanda real, a lo que se suma el relativamente buen comportamiento que han tenido los bonos tras ser emitidos.