Buenos días,
Algunos comentarios más sobre la reunión del BCE:
Allianz Global Investors
Cuando el BCE finalmente comience a reducir su programa de compra de bonos -una medida que esperamos que el banco central anuncie en su próxima reunión- será a causa de una confluencia de factores, incluida una inflación constante y una menor presión sobre el euro. Pero el BCE mantendrá la flexibilidad para calmar a los mercados más sensibles.
Principales conclusiones
- Muchos factores respaldan la reducción del QE del BCE: el crecimiento económico es sólido, la confianza es alta y la inflación está por encima del 1%
- El BCE ha comprado muchas más emisiones netas de bonos gubernamentales que la Fed, por lo que el impacto de la disminución no será neutral
- El BCE sabe que los mercados serán sensibles a la reducción; esperamos un tono moderado (dovish) que brinde la máxima flexibilidad
En su próxima reunión sobre política monetaria, esperamos que el Banco Central Europeo anuncie la reducción de su programa de compra a partir de 2018. La existencia de múltiples factores económicos y de mercado en la zona euro respaldan este cambio de rumbo tan esperado:
- El entorno económico y financiero es propicio para que haya un nivel más bajo de intervención del banco central en los mercados de renta fija.
- La tasa de crecimiento es uniformemente sólida, respaldada en igual medida por el gasto de los consumidores y la inversión.
- Los principales indicadores económicos siguen siendo alcistas, y los indicadores de confianza están en máximos históricos.
- El BCE ha cumplido la parte más importante de su labor al combatir eficazmente la deflación, con una inflación subyacente anclada por encima del 1 por ciento.
- La recuperación en el ciclo del crédito también parece sostenible.
Si bien los mercados esperan que el programa de compras se reduzca, el impacto de la disminución será muy poco neutral debido a las grandes sumas en cuestión. Como contexto, se puede comparar la influencia de la flexibilización cuantitativa implementada por la Reserva Federal y el programa implementado por el BCE. Al ritmo actual, el BCE está comprando más de siete veces la cantidad neta total de bonos emitidos por el gobierno en la zona euro, mientras que el programa de la Fed nunca superó el nivel de los bonos del Tesoro emitidos.
El BCE es consciente de que el tapering es un tema extremadamente delicado para los mercados y, por lo tanto, es probable que enfatice que las reducciones en su programa de compra de bonos serán más condicionales que automáticas. Este tono más blando (dovish) permitirá al banco central mantener la máxima flexibilidad a medida que sale de su política monetaria no convencional.
El BCE actualmente se beneficia de una "alineación de los astros" altamente favorable: la tasa de crecimiento económico entre los países desarrollados ha sido revisada recientemente al alza, y la Fed está presionando con una normalización gradual del tipo de fondos federales. Por otra parte, esperamos ver una menor presión impulsando la revalorización del euro frente a todas las demás divisas. La reciente subida del euro fue equivalente a un endurecimiento de las condiciones financieras, por lo que un cambio en este sentido debería proporcionar al BCE un mayor margen de maniobra para comenzar su tan esperado proceso de reducción progresiva.
Franck Dixmier, director global de Renta Fija de Allianz Global Investors
Flossbach von Storch
¿Cuáles son nuestras expectativas respecto a la política monetaria del BCE? ¿Cuándo esperamos que van a parar su programa de compra de deuda?
Ni siquiera el propio BCE parece llegar a un consenso respecto a este tema, y les urge hallar una solución antes de la caducidad del programa el próximo 31 de diciembre. Hasta entonces, el banco central seguirá inyectando al mercado un total de EUR 60 MM mensuales. No creemos que actualmente se den las condiciones que justifiquen una prolongación del programa, ni tampoco que ésta logre el apoyo requerido de la institución. Por un lado, el riesgo de deflación se ha alejado, y por otro, los tipos y los diferenciales pagados en la periferia europea son comparativamente bajos. La única pieza que no encaja en este optimismo es una moneda fuerte. Mario Draghi justifica la relevancia del tipo de cambio con el mandato del BCE para implementar su política monetaria.
Un Euro fuerte importa deflación en la Eurozona y aleja la inflación actual del nivel objetivo del 2% definido por el banco central para proteger la estabilidad de precios. Por ello, cuando el tipo de cambio conduce a la deflación, es necesario que el banco central tome cartas en el asunto. Hasta aquí la versión oficial. Por otro lado, sin embargo, debemos tener en cuenta otros factores indirectos: una divisa débil favorece la balanza de pagos y la competitividad de las empresas europeas en el mercado internacional. Hay casos donde los bancos centrales y gobiernos nacionales consiguen evitar de esta forma medidas dolorosas. Es decir, es más fácil devaluar la moneda que tener que preocuparse por mejorar el ritmo de innovación de forma sostenible.
Si se tiene que devaluar el Euro, ¿por qué no sencillamente mantener el programa de compra del BCE como hasta ahora?
La razón es simple: porque apenas queda deuda que comprar. Los límites del programa son claros: hasta ahora la compra es proporcional a la cuota de participación definida en el BCE. Es decir, la mayor parte (alrededor de un cuarto del volumen total) recae en la deuda alemana. Además, en el resto de países, dependiendo de las condiciones domésticas, sólo se puede comprar un máximo de entre un 25% y un 33% del volumen emitido. Estos límites permiten evitar que el BCE sea el que incline la balanza en el caso de una restructuración, como por ejemplo cuando la solvencia de una empresa esté en juego. Si no existieran estos límites, el BCE podría pasar de ser un mero banco central a un inversor activo fortuito en casos excepcionales. Justamente esto es algo que los responsables de la política monetaria deberían evitar. La segunda opción sería ignorar la cuota de participación, y que el BCE tenga una flexibilidad plena para actuar. Sin embargo, la pregunta que nos hacemos en este caso es cómo se llevaría a cabo la distribución o racionamiento de las futuras compras. ¿Debería comprar deuda de los países más endeudados, como por ejemplo Italia? Es de esperar que algo así no sea bien recibido por parte de los países de la Eurozona, por lo que francamente ninguna de estas medidas nos parecen realistas.
Entonces, ¿qué podemos esperar del BCE para el 2018?
Mario Draghi informó en octubre de 2016 que no pensaba terminar de forma abrupta el programa de quantitative easing. Por eso, consideramos que se va a producir una reducción lenta y suave del volumen de compra. El 26 de octubre y el 14 de diciembre, Draghi tiene la oportunidad de presentar su plan de acción para el 2018. ¿Qué nos espera a los inversores? Es esencial mantener abiertas todas las opciones. No cabe descartar un escenario en el que se pueda extender el programa de compra a otros productos como bonos bancarios, renta variable o ETFs. Mientras más se alargue el programa de compra (lo cual probablemente dependa en gran medida del tipo de cambio), más flexibles y creativos tendrán que ser los banqueros centrales a la hora de reestructurarlo. Los suizos y los japoneses nos llevan ventaja en este campo. Como dijo Mario Draghi, “haré lo que sea necesario”.
El BCE podría tener la oportunidad de continuar con el programa de deuda si redujera el volumen de las compras mensuales. Actualmente se debate sobre la posibilidad de reducir el volumen desde EUR 60 MM hasta EUR 30 MM mensuales y prolongarlo hasta bien entrado el 2018. Una solución pragmática para ganar tiempo.
Tobias Schafföner analista senior de Flossbach von Storch sobre la política monetaria del BCE
Un saludo.