Hola Juan Ccc:
Antes que nada me solidarizo con tu malestar. Yo no soy cliente del banco Santander. Es más, procuro evitar en lo posible el trato con bancos que tengan sucursales físicas. No obstante, creo a pies juntillas en la veracidad de los hechos que describes. El motivo es que Rankia está lleno de comentarios de clientes de banca física tradicional denunciando que les han colocado productos sin suficiente información de los riesgos o directamente con información engañosa. Uno de los clásicos es que te coloquen un fondo de renta fija (en teoría de bajo riesgo) como si fuera un depósito (o un fondo garantizado). Ese parece ser tu caso.
Permíteme que primero trate de situarte con un poco de información histórica. Creo que, en tu caso, ese ejercicio es necesario para que puedas pensar de forma más pragmática... (eso incluye que te olvides de reclamaciones sin futuro, temas reputacionales...).
Tradicionalmente los españolitos de a pie solían tener su dinero en Cajas de Ahorro que eran fundaciones sin ánimo de lucro. Como no había ánimo de lucro eran raro que se engañara al cliente (no había incentivo). Eso propicio que, en el imaginario colectivo, se desarrollara una visión relativamente beatífica del funcionamiento de las entidades financieras y que la gente comenzara a confiar por defecto en ellos. También existían los bancos, que no eran fundaciones y que sí tenían ánimo de lucro como cualquier empresa privada normal, pero sus clientes solían ser empresas o personas con cierto nivel de conocimientos financieros (lo que les permitía defenderse mejor de potenciales engaños). Además, estos bancos también competían parcialmente con las Cajas de Ahorro en la atención al pequeño ahorrador y eso les obligaba a autolimitarse en sus estrategias de comercialización y a cuidar más su reputación frente al cliente minorista. El resumen sería que como había mucha competencia la reputación de todos era muy importante y se cuidaba.
Pero el panorama que te he descrito también se puede leer al revés: cuando hay poca competencia la reputación de las empresas (sobre todo si el servicio es imprescindible para la mayoría de la población) pierde valor porque ya no afecta a los beneficios. Con poca competencia si no te gusta mi servicio te tienes que ir al de al lado que es igual o peor… Todas se pueden permitir el lujo de perder reputación en ese juego porque, al final, el cliente tiene que elegir entre muy pocas marcas que, además, están conchabadas entre ellas (a eso se le llama un oligopolio). Y eso es justamente lo que ha pasado tras la gran crisis de 2008-2012 en España. Desaparecieron las Cajas de Ahorro (fruto de la mala gestión de los políticos de todo pelaje que las dirigían) y terminaron sobreviviendo sólo unos pocos bancos (Santander, BBVA, Caixabank y poquito más) que han terminado formando, de facto, un oligopolio. (1)
Existen también otros factores que han favorecido que el comportamiento de la banca física tradicional se haya vuelto crecientemente “depredatorio”: altos costes fijos de personal junto a una baja rentabilidad propiciada por los bajos tipos de interés (lo que se ha llamado “represión financiera”), negocio en clara decadencia por la aparición de la banca digital y las fintech (que terminarán acabando más pronto que tarde con ellos)…. En fin, no es necesario que me extienda más en el tema.
Resumen: todavía mucha gente continúa acudiendo al banco con la guardia baja como si le fuera a atender un amigo o su médico de cabecera (herencia del trato casi angelical que durante muchas décadas solían mostrar las Cajas de Ahorro con sus clientes) y no se dan cuenta que lo que tienen realmente enfrente es un aguerrido comercial (no otra cosa son los asesore/as que te atienden en el banco) al que tienen presionado con ambiciosos objetivos de ventas casi imposibles de cumplir salvo que oculten información relevante o directamente se lancen a engañar al ingenuo cliente que pasa por allí. Ten en cuenta, además, que la banca física tradicional es un negocio en decadencia desde hace más de una década. Apenas hay contrataciones y los despidos son continuos. El comercial que no cumple objetivos se le degrada y termina más pronto que tarde en la calle. No es difícil inferir, por tanto, que los que han sobrevivido y mantienen su trabajo terminan siendo los que han demostrado ser capaces de mostrar menos escrúpulos en su trato con los clientes (Darwin).
Conclusiones:
1) Te han engañado
2) Los que te han engañado lo niegan porque su trabajo actual les exige eso. No se lo piden directamente pero si no lo hacen no cumplen objetivos y terminaran en la calle. Conste que en absoluto los defiendo. Simplemente describo.
3) Al banco le importa muy poco su reputación a estas alturas (mucho menos que antes). Por un lado, tienen poco futuro en su versión física y, por otro, su condición oligopolística favorece que el factor reputacional haya perdido importancia. Prueba de ello es que tú mismo dices que seguirás siendo cliente del Banco de Santander en uno de tus mensajes a pesar de lo ocurrido. Sabes/Intuyes que si vas a otro banco físico te van a tratar igual o peor... (insisto: se llama oligopolio)
4) Son malos pero no son tontos. Es casi imposible que les ganes un procedimiento de reclamación administrativa o judicial. Es triste pero, fundamental, que asumas que en un banco, y en casi todos los contextos de la vida actual, las palabras se las lleva el viento. Lo único que vale, al final, es el contrato escrito que se firma.
Mi sugerencia es que asumas el pasado, pases página y te centres en el futuro en un doble sentido:
1) Céntrate en pensar cuáles son los mejores pasos que puedes dar a partir de ahora para mejorar tu situación. Plantéate si te interesa reembolsar el fondo (o al menos una parte) y aflorar esas pérdidas, si es mejor esperarse a que finalice el periodo de vigencia del fondo e intentar recuperarlas, piensa en que alternativas de inversión conservadora tienes si reeembolsas… Si preguntas sobre ello te intentaremos responder (aunque te aviso que yo sólo suelo pasarme los fines de semana). Por cierto, en ese caso danos también el ISIN del fondo (es como la matrícula en los coches pero para fondos) porque gogleando me he encontrado que el Santander tiene cuatro fondos Horizonte 2027 y nos podemos liar fácilmente (son parecidos pero no son iguales).
2) Aprende de lo ocurrido para que no te vuelva a pasar lo mismo en el futuro (el aprendizaje es lo único positivo que se puede sacar de cualquier frustración/desgracia/engaño y todos recibimos buenas dosis de eso a lo largo de la vida). Te doy algunas claves para tu caso:
a) El Banco por definición NO es tu amigo
b) Los supuestos asesores bancarios no son más que comerciales que tratan de venderte productos para cumplir objetivos y, por tanto, se preocupan prioritariamente (o exclusivamente) del interés del banco. No debes confiar en ellos ni en su palabra. La palabra que vale es la escrita.
c) Nunca debes firmar un producto bancario que no entiendas perfectamente. Para el 95% de la gente eso significa no firmar nada que no sea exactamente un depósito (no vale tampoco que te digan eso de “este producto es similar a un depósito”). Te repito lo mismo de una forma alternativa: para contratar cualquier producto que no sea un depósito hay que formarse (o tener un asesoramiento independiente de auténtica confianza… es decir, que no sea de la entidad que vende el producto ni esté relacionado con ella). Por si te ayuda te diré que la mayoría hemos aprendido a fuerza de golpes y de forma autodidacta.
d) Pagar comisiones por una cuenta corriente es malo pero peor es comprar un producto de inversión que uno no entiende. En el primer caso, al menos, se está más en contacto con la realidad (que no es poco), sabe uno exactamente cuánto está perdiendo en cada momento y tiene un fuerte incentivo para aprender y salir algún día del yugo del banco.
Muchos ánimos y perdón por el “ladrillo”
Saludos
(1) Una situación parecida de oligopolio+abusos estuvo dándose hace años con las empresas de telefonía/internet. Por entonces era frecuente que nos dieran un trato casi denigrante, los excesos en las factura estaban a la orden del día,… Pero, sobre todo, llegó a ser una auténtica odisea el intentar darse de baja (te seguían cargando facturas en el banco, te enviaban amenazas de judicializar deudas que se inventaban…).