A mí me parece regular, porque aglutina por los dos lados lo peor de ambos mundos. En primer lugar, eso significa ser casero y estar invertido en inmobiliario, cosa que según los cálculos que hemos hecho antes, no es un desastre, pero no optimiza rentabilidades. Me quedo con nuestros puffondos de largo. El segundo es vivir de alquiler, que, con matices, no me acaba de gustar, sobre todo para largo plazo y en mi lugar de residencia habitual.
A las mujeres directamente les parece mal, pero mal de fatal, al menos todas las que yo he conocido, que no han sido muchas, pero más de las necesarias, vaya.
Podríamos si quieres argumentar lo mal que nos parece que a ellas les parezca peor, pero lo que es real es que un negocio a medias que disgusta a una de las dos partes no va a durar mucho. Que, oye, quizás en esas condiciones sea lo mejor, pero en todo caso volvemos al inicio, a la soltería, en este caso involuntaria por quítame allí mis razones del pisito.
No es fácil, amigo Zacka. No es fácil dar con una buena y que dure, como para, una vez encontrada, perderla por burbufilia y acabar uno encamado con Borja Mateo, q.e.p.d.