La Hacienda española.
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La CEOE publicó ayer su informe respecto a la presión fiscal en España y reveló que los contribuyentes españoles realizan un esfuerzo fiscal mayor que ninguna economía avanzada.
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La mentalidad española con respecto a Hacienda y al pago abusivo de impuestos recuerda a la historia del general babilónico Holofernes –súbdito del rey Nabucodonosor– que en su intento por conquistar la ciudad de Betulia se topó con la bella Judith y cayó rendido a sus encantos al instante, pues le prometió el paraíso en la Tierra e incluso afirmó que apoyaba su causa. Esa misma noche Judith se vistió con sus mejores galas, emborrachó a Holofernes y lo decapitó. La engañifa funcionó tan bien como lo hace la engañifa de la Hacienda española capaz de convencer a todo un país de que defienden los intereses del ciudadano, de que sin altos impuestos la gente moriría de hambre, los ancianos yacerían por la calle, los niños no sabrían hablar e incluso –sin talleres de educación sexual– la humanidad se extinguiría porque ha sido un milagro que tras cientos de miles de años hayamos sido capaces de llegar hasta aquí.
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Los españoles son víctimas de una expoliación legal que se ejerce no sólo con el amparo de la ley, sino también con el consentimiento y el aplauso atronador de la sociedad. Una expoliación que ha generado un monstruo de gasto y endeudamiento público nunca antes visto y que continuará engordando hasta alcanzar mayores proporciones que alterarán la sociedad generando una pobreza generalizada, abriendo el abismo de la miseria eterna y derramando un aluvión de desdichas que los majaderos atribuyen a los ricos. Los ciudadanos chapotean en el lodo de su inconsciencia igualitaria mientras sus gobernantes disfrutan de las mieles que les han privado y continúan con la promesa de que, esta vez sí, robarles legalmente lo que les pertenece eliminará todos sus males sin necesidad de trabajar, esforzarse y la ambición por mejorar.
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Y así –con la democracia como coartada– el despojo democrático conseguirá cumplir el sueño húmedo de los intervencionistas que desangran a los ciudadanos con salvajes impuestos para convertirlos en siervos modernos.