- Jaja. No se lo cree ni su santa madre. Llevamos toda la vida escuchándolo y nunca pasa. Como que se van a dejar. Es más, en cuanto tenga ocasión se acostará con ellos. Por qué habría de ser distinto esta vez.
- Vaya vaya, ya se contradice con el primer punto. Subirá el precio del pan para putear a los ricos.
- Cuando quitas de un sitio hay que poner de otro. ¿De dónde lo va a sacar para tapar el gigantesco agujero de la Seguridad Social.
- Bueno vale, pero eso no se consigue en dos días y mucho menos donde sólo había ladrillo y nada más queda hostelería turística para guiris. Y yo en verdad os digo que a partir de mañana todos vamos a ser guapos.
- Mentira. No puede hacerlo sin el visto bueno de la Sra. Metesaker.
- Lo mismo que el punto anterior.
- Da igual que lo rechace o no. Lo más probable es que ya no se pueda pagar.
- Sólo se puede garantizar lo que se puede pagar. No basta con decirlo.
- Si claro. Por eso él estuvo una buena temporada trincando en Cajamadrid y colaborando en la aniquilación de la misma, al mismo tiempo que daba el visto bueno para empapelar con preferentes a todo hijo de vecino. ¿Cuánto cobraba por hacer la vista gorda? En cuanto al Tribunal de Cuentas mejor dinamitarlo. Para lo que sirve.
- Esa es facilona.
- Igual da.
- Ya veríamos en lo que quedaba.
- Ya existe y sirve para más bien poco.