Re: Enfermos de ébola serán trasladados al hospital Carlos III de Madrid
Según el semanario especializado The Economist, la Iglesia es la organización no gubernamental más grande del mundo. Aunque tal denominación no cuadre del todo con la institución católica eclesial puede valer en nuestros días como orientación de lo que con ello se puede querer significar.
La Iglesia siempre fue una entidad volcada a lo social, desde el aspecto de más necesitados y desde la caridad bien entendida. La historia es el testigo de tal afirmación de modo que la misma no puede ser interpretada sin tener en cuenta la realidad objetiva, guste o no guste quienes se asoman a este dato de la Iglesia católica.
Quizás porque todo evoluciona, porque la caridad atenta a la dignidad de las personas o porque corren otros tiempos, la Iglesia ha institucionalizado la caridad con la creación, por el Papa Pablo VI, del Consejo Pontificio “Cor Unum”, un instrumento ejecutivo del Papa que gestiona las iniciativas humanitarias en caso de calamidad natural o víctimas de conflictos bélicos –casos del terremoto del Perú, en 2007, o de la guerra en Georgia–.
El Papa Juan Pablo II creó en 1984 la Fundación que lleva su nombre papal, fundación para el Sahel (desierto) que lucha contra la sequía y la desertización, ayudando a sus afectados.
Y también existe la Fundación Populorum Progressio,
La Fundación Populorum Progressio financia cada año un gran número de proyectos en Haití. este año se han presentado para la evaluación 230 proyectos, pertenecientes a 20 países, orientados a atender necesidades en diversos sectores: producción (agropecuaria, artesanal y microempresarial), infraestructura comunal (agua potable, letrinas, salones comunitarios), educación (capacitación, dotación de escuelas, publicaciones), salud (campañas preventivas, dotación de dispensarios) y construcción (centros educativos y de salud).
La Iglesia católica actualmente cuenta con misioneros religiosos y laicos de ambos sexos que realizan de forma regular obras sociales, tanto materiales como de apoyo moral y espiritual.
En casi todas las diócesis del mundo, en los países donde le es permitido, la Iglesia Católica lleva a cabo algún tipo de obra social. La cantidad de Fundaciones o Pastorales parroquiales de ayuda abarcan estos campos: escuelas, dispensarios, centros de acogida para niños y ancianos, hospitales, centros de rehabilitación de toda índole, leproserías, etc.
En Estados Unidos, la asistencia caritativa católica encuentra una organización corporativa en la Catholic Charities USA, que agrupa a más de 1.700 asociaciones que trabajan en las diócesis y que apoyan a más de 9 millones de personas, según se informó en 2010.
Hacia finales del siglo XX la Iglesia católica educaba en el TERCER MUNDO a un millón de universitarios, 96.000.000 EN ENSEÑANZA MEDIA y 15.000.000 en LA ENSEÑANZA PRIMARIA
LA COMPAÑÍA DE JESÚS educa en Hispanoamérica a más de un millón de niños en las Escuelas Gratuitas de Promoción Popular.
EN 1985 la Iglesia contaba alrededor del mundo con 45.562 jardines de infancia, con 3.786.723 de niños en ellos. De estos centros, 3.835 estaban EN AFRICA 5.331 EN AMÉRICA DEL NORTE , 5.857 EN HISPANO AMÉRICA, 6.654 EN ASIA 23.566 EN EUROPA y 319 EN OCEANIA.
Este mismo año dirigía 78.160 escuelas primarias y elementales con 22.390.309 alumnos; atendía 6.056 hospitales, 12.578 ambulatorios, 781 leproserías, 10.467 Casas para ancianos, enfermos crónicos, inválidos y minusválidos, 6.351 consultorios familiares, 6.583 guarderías infantiles, 7.187 centros especiales de educación o reeducación social y otros 23.003 centros asistenciales
Hacia el EL AÑO 2000 la Iglesia administraba 408.637 parroquias y misiones, 125.016 escuelas primarias y secundarias, 1.046 Universidades, 5.853 Hospitales, 13.933 centros de acogida para ancianos y discapacitados, 74.936 dispensarios, leproserías, enfermerías y otras instituciones. En total, la Iglesia es responsable de la educación de 55.440.887 niños y jóvenes (más de 55 millones), y dispone de 687.282 centros sociales en todo el mundo.
La agrupación católica de mayor presencia mundial, con mayor número de obras, es CARITAS, que realiza labores humanitarias y guía proyectos humanos, con presencia en los CINCO CONTINENTES
Según datos del Anuario Pontificio dados a la luz en 2008, “las instituciones de asistencia y de beneficencia de identidad católica, en todo el mundo, son más de 114.738; de éstas, 5.246 son hospitales; 17.530 son dispensarios; 577 son leproserías; 15.208 son residencias de ancianos, enfermos incurables y discapacitados.”.
Según el Pontificio Consejo para la Pastoral de la Salud, la Iglesia Católica administra y sirve el 26% de los centros hospitalarios y de ayuda sanitaria existentes en todo el mundo. Cuenta con 117.000 centros de salud (hospitales, clínicas, casas de alojamiento para huérfanos), 18.000 dispensarios y 512 centros para la atención de personas con lepra.
Publicado el 18.03.2011
LA IGLESIA CATÓLICA ANTE EL TERREMOTO EN JAPÓN.
(María Gómez) Hacia las 14:46 h. (6:46, hora española) del viernes 11 de marzo, un terremoto de magnitud 9 con epicentro en el Océano Pacífico hizo temblar el suelo en la costa noreste de Japón como nunca hasta entonces (según los registros, ha sido el quinto peor terremoto de la historia). Una repetición de 7,4 grados provocó un tsunami con olas de hasta 10 metros que se desplazaban a 500 km. por hora. Las autoridades han confirmado más de 10.000 muertos y desaparecidos y medio millón de desplazados. El Gobierno japonés y la comunidad internacional reaccionaron inmediatamente.Y también la Iglesia.
Principalmente ha sido Cáritas la encargada de iniciar los contactos con las zonas más afectadas y organizar las ayudas de emergencia que han llegado desde diversos puntos de la Iglesia universal, acompañadas siempre de mensajes de solidaridad.
La diócesis más afectada es la de Sendai, que se extiende a lo largo de unos 500 km. al norte de la isla de Honshu (la más grande del archipiélago nipón) y abarca cuatro prefecturas: Aamori, Iwate, Miyagi y Fukushima. “No sabemos cuántas personas han muerto, cuántos están perdidos ni el número de personas desplazadas. No sabemos si entre ellos hay católicos”, relataba el obispo Martin Tetsuo Hiraga a la Agencia Fides. Dada la incertidumbre, “todavía es difícil decir lo que se puede hacer, cómo ayudar. La gente está exhausta y desorientada. El impacto material y emocional en la sociedad ha sido muy fuerte”.
La llama de la esperanza
El miércoles 16, los obispos de Japón estaban reunidos para decidir las próximas acciones. “Mientras tanto, confiamos en Dios y pedimos las oraciones de todos los cristianos en todo el mundo. (…) Hoy esta es nuestra misión específica: ayudar a la nación a levantar los ojos al cielo y a mantener viva la llama de la esperanza”, finaliza Hiraga.
Las iglesias católicas de Japón han lanzado una campaña de solidaridad a favor de los damnificados, iniciativa a la que se han sumado escuelas, asociaciones e instituciones eclesiales.
El director ejecutivo de Cáritas Japón, P. Daisuke Naru, está convencido de que “en este momento estamos llamados a dar testimonio de unidad y a estar cerca de todo ser humano que sufre. Ya sabemos que la respuesta a nuestro llamamiento de los fieles va a ser muy generosa”. Siguiendo en conversación con el órgano de información de las Obras Misionales Pontificias, el sacerdote deseaba: “Si con nuestro trabajo y nuestro testimonio somos capaces de comunicar esto, entonces de este mal podrá nacer algo bueno”.
Las ONG eclesiales de toda Asia también están multiplicando sus esfuerzospara proveer asistencia y donaciones a las víctimas. La Jinde Charities china ha dado 10.000 dólares como “un símbolo de fraternidad”. Desde Corea del Sur, el cardenal de Seúl ha prometido 50.000 euros; y gestos similares se reproducen desde Taiwán y Filipinas, mientras
La ONG católica MANOS UNIDAS ha invertido (entre 2007 y 2009), 2.373.890,83 euros en 68 proyectos orientados al desarrollo de Haití.
Por SIC el 11 de enero de 2011
EL CARDENAL PRESIDENTE DE COR UNUM EN HAITI. Enero 2011.
Este miércoles, 12 de enero, se cumple un año del trágico terremoto que diezmó la población haitiana. Este fue uno de los temas abordados el domingo por Benedicto XVI en el marco de sus reflexiones durante el Ángelus dominical., según ha informado Radio Vaticano.
“En el contexto de la oración mariana, deseo reservar un recuerdo particular a la población de Haití, a un año del terrible terremoto, al que, lamentablemente, siguió también una grave epidemia de cólera. El cardenal Robert Sarah, presidente del Consejo pontificio Cor Unum, viaja hoy a la isla caribeña, para expresar mi constante cercanía y la de toda la Iglesia”.
En efecto, con motivo de la conmemoración de las víctimas del terrible terremoto que devastó Puerto Príncipe, el 12 de enero de 2010, y que dejó 250 mil muertos y un millón de personas sin casa, el Santo Padre envió a la nación caribeña al cardenal Robert Sarah, presidente del Consejo Pontificio Cor Unum para llevar el mensaje del Papa y ayuda económica a la población tan gravemente golpeada.
El programa de actividades del cardenal Robert Sarah, empezó ayer lunes con una visita a Léogane, y otras comunidades religiosas. Es importante destacar que el cardenal Sarah haciéndose portador de la preocupación del Santo Padre por los damnificados, entregará una ayuda económica proveniente de las ayudas recibidas para el terremoto de 800 mil dólares, que servirán para reconstrucción de escuelas y 400 mil dólares para la reconstrucción de iglesias.
La visita del cardenal Robert Sarah a Haití tuvo como objetivo agradecer a todos aquellos que han colaborado en el trabajo de rescate y ayudas durante la fase de emergencia, así como para renovar el compromiso de la Iglesia en la reconstrucción, alentando a vivir una nueva fase de compromiso caritativo.
Por su parte, la Conferencia de los Obispos Católicos de los Estados Unidos hizo un llamamiento a los fieles para acompañar el primer aniversario del terremoto que azotó Haití, con oraciones y reflexiones. Mons. Thomas Wenski, arzobispo de Miami y presidente del Comité Especial de la Conferencia para atender las necesidades de esta nación afirmó que los haitianos todavía necesitan mucho de sus oraciones y solidaridad.