Re: Programa de Podemos.
Ahí coincido contigo al 100 por 100. Yo procuro hacer lo mismo.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Ahí coincido contigo al 100 por 100. Yo procuro hacer lo mismo.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Orinocos me brotan de los ojos con la marcha de Juanki.
....'Seamos revolucionarios'.....
No seamos como los otros de la casta...
Podemos no debe participar en las elecciones......¡ Viva Venezuela y la ruina ¡
En uno de sus más conocidos ensayos, El opio de los intelectuales, el filósofo político Raymond Aron describía el espíritu reformista como prosaico, en contraposición al revolucionario, que era poético. Por supuesto, Aron veía gran peligro en la poesía revolucionaria y era claramente favorable a la prosa de la realidad. Pero su descripción, aunque permanece útil y lúcida, responde a otra época. Una época en la que las tradiciones revolucionarias manejaban un acervo cultural donde los referentes no eran, digamos, las letras de un Joaquín Sabina o las venas abiertas de un Galeano. Y esto en el mejor de los casos. Era difícil verlo venir, pero vino: el espíritu revolucionario enfundado en el lenguaje de la mala literatura.
Por esa espesura pasional de culebrón con gotas de vieja mitología revolucionaria, no le recomiendo a nadie sensible la lectura de una entrevista que le acaban de practicar a Monedero sobre su salida del núcleo dirigente de Podemos. Ahora bien, ya que he pasado el trago, lo diré. Es posible que Monedero tenga razón en una cosa: la moderación no le ha sentado a un partido que ya se veía a las puertas mismas de La Moncloa.
El giro de Podemos fue o es, pues ignoro si continúa, una apuesta fundada en la transversalidad de sus simpatizantes y en la ambición de ganar elecciones. Las elecciones, dice el manual, se ganan en el centro, que sea lo que sea es el punto en el que se sitúa la mayoría de votantes. Para más, resultaba que a Podemos estaban dispuestos a votarle desde muy distintas áreas: de la extrema izquierda al centro derecha. De modo que la apuesta no era tan absurda sobre el papel. Vayamos hacia el centro y vendrán a nosotros todos los desafectos, desencantados e indignados de cualquier condición ideológica. Se haría realidad aquello de "la gente contra la casta", en lugar del clásico izquierda contra derecha.
La moderación consistió en invocar la socialdemocracia, una socialdemocracia no contaminada por la tercera vía de Blair, y nórdica para más señas. Así, los mismos que habían asesorado a Hugo Chávez y se decían comunistas en la intimidad explicaron que su modelo era Noruega y su programa, impecablemente socialdemócrata. Esto es fácil de decir, pero más difícil de creer. Aunque presenten como programa electoral el del Partido Laborista noruego, no cuadra. Es sencillamente inverosímil. Igual de inverosímil que si los encorbatados del PP se presentasen con el programa del partido de los Monstruos Totalmente Locos. Sí, un partido que compite desde hace años en las elecciones británicas y cuyos candidatos acuden a votar vestidos como el Sombrero Loco de Alicia en el País de las Maravillas.
El descenso de Podemos en intención de voto tiene, seguro, más causas que su pretensión de ser un partido atrapalotodo. Pero los juegos malabares con la definición o indefinición programática e ideológica cuentan. En otras palabras, cuando llegas proclamando que vas a instalar la guillotina en la puerta del Sol, como dice Max Estrella en Luces de Bohemia, no puedes salir después con una rosa. El personaje de Valle-Inclán sí podría, porque es un poeta. Pero un partido, que es prosa, no puede.
Pablo Iglesias ha dicho: "El proceso de inmersión lingüística ha sido un enorme éxito en lo relativo a la inmersión lingüística".
Intelectual. Oráculo. Entendido.
Astuto. Pensador. Culto. Ilustrado.
Inteligente. Docto. Cultivado.
Teórico. Filósofo. Leído.
Sesudo. Experto. Técnico. Instruido.
Científico. Ideólogo. Avispado.
Listísimo. Doctor. Capacitado.
Despierto. Perspicaz. Esclarecido.
Agudo. Sabio. Lúcido. Profundo.
Penetrante. Sagaz. Cogitabundo.
Un Salomón de izquierdas, en resumen.
Y aquí, los liberales, pobres memos,
nos quedamos atónitos, Pablemos,
ante la brillantez de tu cacumen.
La hoja de ruta diseñada por Pablo Iglesias tenía marcado en rojo el eje Madrid-Valencia como el camino más corto para catapultarse a La Moncloa. Sin embargo, el efecto Podemos se ha desinflado a medida que se acerca la cita con las urnas del próximo domingo. La formación morada partía con el objetivo de ganar las elecciones. Con más de media campaña electoral consumida, pugna ahora para lograr la cuarta plaza como mal menor. Algunos de sus mítines se han saldado con fracasos estrepitosos. En Alzira apenas congregó a varias decenas de personas en una imagen que dista mucho de la capacidad de convocatoria que llegaron a tener sus círculos.
Por ello, Podemos ha apostado por su tridente (Iglesias, Bescansa y Errejón), aunque con especial proganismo para este último.
Iglesias ha confiado la estrategia en la Comunidad Valenciana a su mano derecha en el partido. El secretario Político de Podemos, Íñigo Errejón, ya hizo campaña para que el candidato oficialista, Antonio Montiel, ganara las primarias para la Presidencia de la Generalitat, y ahora, una vez logrado el objetivo inicial, se dedica a recorrer todas las semanas los 350 kilómetros que separan su sede central de la ciudad de Valencia en busca de la remontada. Ayer, durante un mitin en un colegio público, Errejón volvió a reclamar el voto para Montiel, un cabeza de lista que no ha logrado calar entre los electores valencianos. La mayoría no le conoce y solo el 6,3 por ciento le prefiere como próximo presidente de la Generalitat. Los estrategas de Podemos no contaban con varios factores que lastran sus posibilidades electorales en la Comunidad Valenciana. El primero es el auge de Compromís. Iglesias se deshizo en elogios durante su visita a Valencia del pasado viernes hacia Mònica Oltra, la candidata a la Generalitat de la coalición nacionalista. El problema es que ambos no suman. Cada voto que cosecha Compromís lo pierde Podemos. Ambos comparten el mismo perfil de electores, sin contar a Esquerra Unida, que está al borde de quedar sin representación parlamentaria.
Podemos tampoco contaba con el factor Ciudadanos. La irrupción del partido de Alberto Iglesias no estaba en el guión. A día de hoy, el partido naranja supera al de Iglesias tanto en las encuestas para la Generalitat como en las de los principales ayuntamientos.
La marca blanca municipal
En el flanco local llega otra de las debilidades de Podemos. La formación optó por no presentar listas a las elecciones municipales. A cambio, concurre con marcas blancas que resultan difícilmente identificables para los electores. En esta línea, Iglesias trató el pasado domingo en su mitin en el Centro de Tecnificación de Alicante de captar el voto de los «socialistas de corazón». Una estrategia de desgaste hacia el PSPV. La batalla de Podemos en lo que resta de campaña pasa por intentar ser el primero de la clase entre las fuerzas de izquierdas. Lejos de su anhelo de poner en el Palau de la Generalitat la primera pica de sus gobiernos autonómicos.
Me parece que estos chicos de Podemos están desnortados y empiezan a actuar como una franquicia donde cada uno hace la guerra por su cuenta.
Lo digo porque las declaraciones de su representante en Euskadi, ante lo sucedido en Vitoria, son lamentables e incoherentes.
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.
Pablo Iglesias admite su desgaste: «No sé si tendré un papel tan relevante en el futuro»
J.G.M. / MADRID. El líder de Podemos llama en una entrevista concedida a un canal venezolano «violencia política» al terrorismo de ETA
¿Y no es correcta esa calificación?
El silencio es hermoso cuando no es impuesto.