Re: Podemos gobernará España en las proximas generales
El presidente venezolano, Hugo Chávez, vio claramente la oportunidad que representaban los indignados a la hora de lanzar en España un sistema parecido al suyo.
Cómo Hugo Chávez ayudó a inspirar el movimiento de extrema izquierda Podemos
Fotografía: Efe
A finales de su presidencia, Chávez dijo a un profesor español que "se sentía muy alentado" por el movimiento liderado por la juventud que brevemente había ocupado el centro de Madrid para protestar contra la corrupción política y la austeridad impuesta por el Gobierno. Lo que la España devastada por la recesión necesitaba, dijo, era "una verdadera democracia" para reemplazar su sistema "capitalista".
Su invitado, Juan Carlos Monedero, afirmaba durante una charla televisada que no podía estar más de acuerdo. Venezuela es un modelo de revolución socialista, decía a Chávez, y "Europa está empezando a mirar hacia vuestro ejemplo".
Casi cuatro años después, Hugo Chávez está muerto y Venezuela inmersa en un tormenta económica. Pero en España un nuevo partido de extrema izquierda, liderado por Monedero y otros dirigentes con vínculos con el movimiento chavista, ha ascendido a los primeros puestos de las encuestas a menos de un año de las elecciones nacionales, poniendo en peligro décadas de Gobierno moderado por los partidos principales. Podemos propone ampliar los poderes del Estado en algunas de las formas en las que Chávez lo hizo en Venezuela.
Sus adversarios se han aferrado a estos vínculos para representar a Podemos como el fantasma de Chávez, advirtiendo que su victoria socavaría el sistema democrático y la economía del país con un régimen al estilo del populismo autoritario de Chávez.
Pero los líderes del partido niegan estas afirmaciones, y se describen como jóvenes insurgentes contra una "casta" profundamente arraigada de políticos corruptos al servicio de sus propios fines.
El ascenso de Podemos desde la escena política alternativa guarda paralelismos con el de Syriza, la coalición izquierdista que desbancó a los partidos establecidos en las elecciones nacionales griegas celebradas el pasado en enero. Haciéndose eco del hastío de un electorado afligido por altas tasas de desempleo, ambos partidos rechazan las políticas imperantes en la eurozona que imponen una rigurosa austeridad económica para cumplir las exigencias de los acreedores.
El 31 de enero, Podemos reunió al menos a 100.000 simpatizantes en Madrid en la mayor manifestación anti-austeridad celebrada en años.
Los principales partidos gobernantes en Europa también sufren el asedio de la derecha. Los partidos nacionalistas en contra de la inmigración se han puesto a la cabeza en las recientes elecciones celebradas en Francia, Holanda y Austria, y están creciendo en Reino Unido y en muchos otros sitios en respuesta a la preocupación por el terrorismo y la influencia del Islam en sus sociedades.
Podemos, fundado hace un año, está liderado por Monedero, Pablo Iglesias e Iñigo Errejón, todos ellos científicos políticos expertos en tecnología que han sabido reunir los retazos del movimiento de protesta al estilo "Occupy Wall Street" que floreció para después desinflarse en Nueva York en 2011. Los tres dirigentes han actuado como consejeros del régimen de Chávez.
De mantenerse las tendencias de las encuestas actuales, Podemos podría contar con una fuerte posición para formar una coalición de Gobierno con partidos más pequeños tras las elecciones que se celebrarán a finales de este año.
Sus líderes abogan a favor de una renegociación de la exorbitante deuda española, la ampliación de los subsidios para los más pobres, una jornada laboral de 35 horas semanales, la prohibición de despidos para empresas rentables, el regreso a un sistema sanitario completamente controlado por el Estado y mayor control sobre industrias estratégicas como bancos y medios de comunicación.
También pretenden cuestionar acuerdos instituciones en vigor desde la transición del país a la democracia tras la muerte del General Franco en 1975. Los líderes de Podemos afirman que están a favor de anular la amnistía por los crímenes políticos cometidos durante la dictadura de Franco y someter el futuro de la monarquía y la permanencia de España en la OTAN al voto popular. Asimismo, demandan una amplia revisión de la constitución de 1978 y están abiertos a una enmienda por la que se permitiría la independencia de las comunidades si los votantes así lo decidieran.
La democracia posterior a Franco no ha estado exenta de retos desde la extrema izquierda, pero lo que resulta inusual es que esto sea abiertamente aplaudido por un gobierno extranjero.
El embajador de Venezuela en Madrid, Mario Isea, dijo a los legisladores de su país en noviembre que Podemos podría convertir a España en un "fuerte aliado de Venezuela" y en "una plataforma de predicción" en Europa para el chavismo, la ideología socialista antiestadounidense propagada por Chávez y su sucesor, Nicolás Maduro. Estos comentarios, junto con la petición de España a favor de la liberación de un líder de la oposición venezolana actualmente encarcelando, ha tensado las relaciones entre ambos países.
Los dos partidos mayoritarios que han estado gobernando el país desde 1982 ondean la conexión entre Podemos y Venezuela como una bandera roja. "Este tipo de partidos, basados en la demagogia y el populismo, son muy peligrosos para el sistema y para la democracia", afirmaba María Dolores de Cospedal, secretaria General del Partido Popular.
El líder de la oposición, Pedro Sánchez, retó a los líderes de Podemos a "explicar si defienden o no el régimen de Chávez y de Venezuela". Como respuesta, los líderes de Podemos se han alejado de pasadas declaraciones laudatorias respecto a Venezuela y han minimizado la importancia de sus vínculos con el país. "No hay nada que cogería de Venezuela para traerlo a España", ha dicho Monedero en un entrevista. "No hay nada que tengan que enseñarnos".
Tras su elección el pasado noviembre como líder del partido, Pablo Iglesias, de 36 años, dijo que sus propuestas "serían aceptadas en cualquier democracia social". Iglesias citó a Dinamarca como modelo a seguir y se abstuvo de realizar menciones a Venezuela, un país que ahora está plagado de cierres de fábricas, escasez de alimentos y que tiene la tasa de inflación más elevada del mundo.
Pero tanto Iglesias como los otros líderes del partido están impregnados de la visión del mundo de Chávez. Durante años han defendido el autoritario régimen de Venezuela, así como la supresión de los medios de comunicación opositores, han adoptado sus métodos de organización base y se han beneficiado generosamente de todo esto.
Monedero, de 52 años, portavoz y segundo en la jerarquía de Podemos, ha sido el más implicado con el chavismo. Según William Izarra, que ayudó a configurar esa ideología como confidente de Hugo Chávez, el segundo de Podemos fue preparado en Venezuela para difundir el chavismo en España. Como afirmaba Izarra en una entrevista "es fundamental para la revolución fomentar los movimientos internacionales que estén con nosotros".
El primer encuentro entre Monedero y Chávez se produjo en 2002, cuando Monedero llegó a Venezuela como un "turista revolucionario" impresionado por el presidente, según afirma Heinz Dieterich, un asesor del régimen de origen alemán, y "se convirtió en uno de la tribu de intelectuales de la corte".
Hugo Chávez, un ex comandante de tanques de la armada e insurgente populista, ganó las elecciones de 1998 en medio de una marea de indignación ciudadana contra la corrupción de los dos partidos que se habían estado turnando en el poder en el país durante 40 años. En 1999 consiguió la aprobación de una nueva constitución que le habilitaba para gobernar por decreto.
A esto siguió una serie de programas educativos, sanitarios y de bienestar dirigidos a los pobres de Venezuela, que fueron financiados con la riqueza petrolífera del país. Dos mentores españoles de Monedero, profesores de la Universidad de Valencia, ayudaron a redactar la constitución.
Monedero dijo haber desarrollado un vínculo personal con Chávez tras el intento golpista militar que le retiró del mando durante 48 horas en 2002. Monedero reunió a los partidos izquierdistas en España para denunciar el golpe, que finalmente fracasó.
Dividiendo su tiempo entre Madrid y Caracas, Monedero solía aparecer en la televisión estatal venezolana. De 2006 a 2009 estuvo empleado por el Centro Miranda, un comité de expertos con base en Caracas fundado por el Gobierno para asesorar a sus líderes. Recorrió el país para realizar un seguimiento de los programas socialistas de Chávez, publicitándolos en la televisión venezolana como "el camino político que Europa del sur debería seguir" para apuntalar el estado del bienestar.
Monedero ha confirmado que recibió 425.000 euros por un trabajo realizado en 2010 para ayudar al régimen de Chávez y a sus aliados de Bolivia, Ecuador y Nicaragua a desarrollar una propuesta de moneda única para Latinoamérica.
Por su parte, Pablo Iglesias, ex comunista que en 2012 describió a Venezuela como "una de las democracias más saludables del mundo", estableció un vínculo independiente con el régimen. En 2008 se unió al consejo directivo de un centro de estudios radicado en Madrid, la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, que enumera al Gobierno de Venezuela como la fuente de más del 60% de sus ingresos desde 2004 a 2012.
Errejón se unió al mismo consejo en 2013. Tanto Errejón como Iglesias, que reconocen haber viajado con frecuencia de Venezuela, abandonaron el consejo el pasado año tras su elección para el Parlamento Europeo.
El centro, conocido como CEPS, está dirigido por el miembro de Podemos y asesor económico del partido Alberto Montero. Los documentos en manos del Gobierno español y revisados por The Wall Street Journal detallan 3,7 millones de euros en pagos realizados por el Gobierno venezolano al CEPS por proyectos entre los que se incluye labores de relaciones públicas de los programas de Chávez, el diseño de políticas laborales y la realización de encuestas de opinión en Venezuela.
Los dirigentes de Podemos dicen que el partido depende del sistema de crowdfunding y que nunca ha recibido dinero de la Fundación CEPS. Según Enrique Riobóo, propietario de Canal 33, en 2013, después de la muerte de Chávez, Monedero consiguió un aval por valor de 200.000 euros por parte de Venezuela para ayudarle a comprar la cadena de televisión local de Madrid que estaba televisando los programas de debate político en los que participaba Pablo Iglesias.
El programa sirvió como plataforma para difundir las opiniones de Iglesias, incluida una defensa al cierre o, en su defecto, absorción de los medios de comunicación críticos con el régimen de Chávez. Riobóo dijo haber rechazado la oferta respaldada por Venezuela por ser insuficiente. También afirmó que Monedero había pedido 1,2 millones de euros al Gobierno de Maduro y que se había sentido decepcionado. Monedero ha rechazado hacer comentarios al respecto.
Los venezolanos saben que los fundadores de Podemos afirman estar sorprendidos por los paralelismos entre el ascenso de su partido y el de Chávez en los noventa. "Las similitudes entre el fin del sistema bipartidista en Venezuela en los noventa y la España de hoy son espeluznantes", comenta Roberto Giustim, periodista venezolano crítico con el régimen.
Las bases de Podemos rechazan la comparación y dicen que ni en las reuniones ni en los documentos del partido se habla de Venezuela. "Lo vemos como un ataque contra nosotros, no una cuestión legítima", decía Paco Fornieles, un contable activo en uno de los aproximadamente 500 círculos del partido.
Los propios círculos se asemejan a las organizaciones de base creadas y financiadas en Venezuela por el régimen de Chávez. Monedero describió una vez los círculos venezolanos, a los que Chávez solía consultar sobre cuestiones políticas mientras esquivaba al Congreso, como "democracia real, verdadera" que empondera a los ciudadanos ordinarios en una forma que los partidos políticos tradiciones españoles no hacen.
José Pablo Ferrándiz, vicepresidente de Metroscopia, empresas especializada en sondeos políticos y estimaciones electorales, ha comentado que es probable que la asociación entre Podemos y Venezuela no haya herido al partido porque sus simpatizantes están básicamente guiados por su indignación hacia el establishment político.
La popularidad de Podemos ha ido en aumento desde que los sondeos les vaticinaran el 8% de los votos en las elecciones para el Parlamento Europeo celebradas en mayo de 2014. La últimas encuestas indican que el partido cuenta con la simpatía de una cuarta parte del electorado, por delante de sus contrincantes en algunas encuestas y ligeramente por detrás del PP en otras.
Votantes entrevistados recientemente en Madrid decían que las diferencias entre España y Venezuela son demasiado grandes como para imaginar aquí un régimen al estilo del de Chávez. España adoptó una democracia parlamentaria tras la muerte de Franco, y carece de los recursos petroleros de Venezuela para costear los caros programas populistas llevados a cabo en aquel país.
Además, las normas de la Unión Europea harían difícil que Podemos pudiera llevar a cabo algunas de sus propuestas económicas, como la prohibición de los despidos y la nacionalización de los bancos.
El partido ofrece pocos detalles sobre la forma en la que se financiaría su programa económico sin arruinar la recuperación del país de la reciente recesión. Algunos economistas dicen que el programa, de intentar llevarse a cabo, alarmaría a los mercados financieros y elevaría los costes de los préstamos hasta niveles prohibitivos, empujando así al país hacia el incumplimiento de los acuerdos y posiblemente fuera de la eurozona.
Monedero ha dicho que Podemos, como Syriza en Grecia, no está en contra de la pertenencia a la moneda única europea, siempre y cuando las políticas de austeridad fiscal de la Unión se relajen para estimular el crecimiento.
Monedero, que suele comparar el liderazgo alemán en las políticas de la eurozona con el Tercer Reich de Hitler, ha llegado a decir que "efectivamente vivimos bajo la dictadura alemana".
El aumento de los porcentajes arrojados por las encuestas para el ascendente partido, ha enmarcado las primeras maniobras previas a la celebración de las elecciones generales previstas para finales de este año. Sus rivales políticos ya no hablan con desdén de Podemos, tal como hacían hace sólo unos meses.
Mariano Rajoy, elegido en 2011, insiste en la recuperación económica de España en los últimos 18 meses y prevé un "despegue definitivo" para este año. Rajoy defiende el dominio de los dos partidos, advirtiendo que un advenedizo sin nombre quiere "tirar por la borda" la estabilidad que España ha conseguido desde el fin de la dictadura.
Pero el PP perderá su mayoría parlamentaría si no logra crecer en popularidad. Las últimas encuestas muestran que el partido es preferido por sólo el 21% de los votantes, un estrepitoso descenso desde el 44% conseguido en las elecciones de 2011.
El partido está siendo castigado por la alta tasa de desempleo (23,7%, la más elevada de la eurozona después de Grecia) y los escándalos de corrupción ocurridos durante el boom económico antes del desplome de 2008.
Podemos podría emerger como un agente capaz de congregar una mayoría gobernante con los Socialistas y partidos más pequeños de la izquierda, según Antonio Roldán, analista de la consultoría especializada en riesgo internacional Eurasia Group.
Según Roldán, la flexibilidad de la postura de Podemos respecto a la independencia podría significar importantes apoyos de los partidas nacionalistas de Cataluña y del País Vasco. "Existen todos los motivos para pensar que Podemos está aquí para quedarse", afirma.