El nacionalismo llega a extremos tan ridículos en su intolerancia que en vez de dar risa comienza a provocar miedo. El tortuoso experimento de adoctrinamiento y lavado de cerebros denominado inmersión lingüística está en riesgo, han declarado los comisarios políticos de la Generalidad, a saber, el Institut d'Estudis Catalans, la Plataforma per la Llengua y Òmnium Cultural, que son un tres en uno en la lucha contra el idioma español. Dicen que hay profesores que enseñan a los chicos en castellano, que lo hacen adrede, con ánimo de provocar, en plan subversivo.
El Gran Hermano en este caso se llama Cruscat, entre crujir y cascar, y viene a ser una oficina siniestra sobre "Conocimiento, Representaciones y Usos del Catalán", asociada a un observatorio de la lengua, relacionado a su vez con el Institut y sufragado por todos los catalanes y el resto de los españoles. Cruscat, clarísimo. Total, que han elaborado un amplio informe para concluir:
Cada vez surgen más voces que denuncian una presencia [del castellano] que va más allá de la justificación pedagógica en determinados lugares y la sitúan en el ámbito de la transgresión voluntaria de la legislación catalana.
En román paladino, que no paran de llegarles a los cruscatenses chivatazos sobre maestros transgresores. Un milagro, sin duda, o un fallo del sistema.
Los prebostes y prebostas del Cruscat exigen a la Generalidad que vigile estos comportamientos, puesto que se empieza por hablar charnego en el patio y se acaba por explicar historia de España en clase. ¡Y en castellano! La consejera del ramo de la enseñanza, Irene Rigau, debe de haber tomado buena nota. Profesores hablando la lengua impropia... Intolerable. Se avecina una caza de brujas y se admiten denuncias anónimas para agilizar la purga.
PS: Cuatro líneas más para poner al día a los lectores que todavía sigan el mojón del proceso separatista. Se cuece una lista unitaria sin políticos en activo, pero en la que podría estar Mas porque ya ha dicho que esta es la última vez que se presenta y por tanto no es un político "en activo", sino con fecha de caducidad, alegan los convergentes. El afectado, por su parte, juguetea con la posibilidad de agotar la legislatura tras haber dado la murga todo el año con las "plebiscitarias". Desliza que si las autonómicas del ¿27-S? no tienen tal carácter, él tiene contrato hasta el otoño de 2016. Y la última es que Trias, no Tsipras ni Colau, sino el exalcalde convergente, pagó el alquiler de un local okupado para que no se le desmadrara la muchachada en año electoral. Para lo que le ha servido... ¿Grecia? Grecia es un modelo de seguridad jurídica y estabilidad institucional en comparación con Cataluña.
Pablo Planas