Quisiera en primer lugar transmitir mis más sinceras condolencias a la familia de Leopoldo Rodés. Se va un gran amigo con el que he tenido ocasión de compartir una parte importante de la reciente historia de la vida de la empresa catalana y española. Su carácter emprendedor está detrás de muchas iniciativas que han jalonado de éxitos su amplia trayectoria profesional. Fue el gran promotor de Barcelona 92 como presidente del Comité de la candidatura de los Juegos Olímpicos. Realizó una amplia labor de mecenazgo cultural a través de fundaciones e instituciones culturales como el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona, la Universidad Ramon Llull o el Gran Teatro del Liceo, entre otras muchas. Y sin olvidar que creó el Instituto de Empresa Familiar donde en la actualidad era el presidente de Honor. Todo ello son algunas muestras de esa vitalidad que era un ejemplo para todos sus amigos.
Uno de los últimos actos en que coincidí con Leopoldo Rodés fue cuando presentamos conjuntamente la biografía de Carlos Ferrer Salat escrita por el historiador Francesc Cabanas. Compartimos los dos que el primer presidente de la CEOE era un hombre de consenso capaz de alcanzar acuerdos. Y Leopoldo también destacó el carácter visionario y pionero de Ferrer Salat, que hablaba de Europa y los empresarios como nadie lo había hecho antes.
Leopoldo tenía algo de todo ello. Como hombre de consenso porque tendía puentes permanentemente desde Cataluña en todos los ámbitos: deportivo, artístico y cultural. Como pionero en el terreno empresarial con la promoción, por ejemplo, de soportes publicitarios para los medios de comunicación a través de la empresa Media Planning.
Leopoldo Rodés ha formado parte de una generación muy relevante de empresarios catalanes, que han sido una referencia por su gran participación en iniciativas de la sociedad civil en donde además del propio Ferrer Salat, hay que destacar a Mas Cantí, Carlos Güell o Arturo Suqué.
Descanse en paz.
Juan Rosell