El lenguaje de guerra del separatismo tacha a todos los que no comulgan con la independencia de "unionistas", una etiqueta que ha cobrado fortuna y se ha instalado en la parla política como "proceso" o "estelada". Unionistas son los diputados de Ciudadanos, los del PP y hasta los del PSC, cuya indefinición sobre la cuestión catalana les hace acreedores del remoquete. Igual de unionistas que UPyD, sin representación en el parlamento regional.
Hasta ahora, y en cierto modo, los apelados hacían gala de una cierta unidad de acción, de una concurrencia de pareceres y hasta de estrategias que contrastaba con las grietas del autodenominado "bloque soberanista", un tren que ha ido perdiendo vagones según se confirmaba la deriva radical de Artur Mas y Convergència. De la unidad inicial de los separatistas ya se han descolgado las CUP e Iniciativa per Catalunya (IC), que corren el riesgo de ser abducidos en el seno de Podemos, en cuya agenda política Cataluña es un jalón más, lo que no encaja del todo con el monocultivo del "procés". El PSC también siente el aliento los podemistas catalanes, cuya estructura en la comunidad les hace más dependientes aún de las decisiones que toma el partido en Madrid que el PSC, el PP o UPyD.
El "caso Kitty's"
En este contexto y en plena precampaña de las elecciones municipales y las autonómicas, la aparente sintonía que existía en el pasado entre Rivera y Sánchez Camacho ha saltado por los aires mientras UPyD escarba en la reunión "secreta" del pub Kitty's, propiedad de uno de los hombres de confianza de Jordi Pujol padre y de su primogénito, y pregunta al Gobierno por la presencia de dos generales y el fiscal superior de Cataluña José María Romero de Tejada, en un encuentro en el que también participaron Iceta, el segundo de Alicia Sánchez Camacho, Enric Millo, y la portavoz adjunta de Ciudadanos, Carina Mejías, junto al consejero Felip Puig, uno de los impulsores del grupo que ahora dirige Convergència y que en su día se hacían llamar "los talibanes" y un grupo de empresarios.
A la polvareda formada por la filtración de la singular cena, con la que UPyD trata de restar credibilidad opositora a Ciudadanos y el PP en Cataluña, se suman las broncas en el parlamento catalán entre los dos aludidos. Este miércoles, el PP votó a favor de parte de la ley catalana que reconoce la "identidad nacional occitana" del Valle de Arán y abre la puerta a la creación de un microestado dentro de la hipotética república catalana. Ciudadanos, por su parte, votó contra el conjunto de la ley, y subrayó la decisión popular de apoyar la "Ley del Régimen especial del Arán". Al poco, el PP emitía una nota en la que afirmaba: "El Grupo Parlamentario Popular ha votado en contra de todos aquellos artículos de la Ley de Aran que hacen referencia a la "realidad nacional", al "dret a decidir" y también aquellos que establecen la preferencia de la lengua aranesa, tanto en la administración pública como en su condición de vehicular en los centros educativos". A pesar de todo ello y según el mismo argumentario popular: "Hemos manifestado que ésta no es nuestra Ley. No obstante, hemos votado a favor del resto del articulado porque sí estamos de acuerdo con el espíritu de la Ley, que no es otro que el reconocimiento de la historia, el derecho, la lengua y la cultura aranesa, de un "territorio singular" como así lo reconoce el Estatut de Catalunya en el artículo 11.2".
"Venganza" popular y réplica de C's
La "venganza" del PP contra Ciudadanos llegaba este jueves por la mañana, cuando algunos de los dirigentes de la formación de Sánchez Camacho tuiteaban bajo el "hastag" de #retratados que "Hemos pedido en el Parlament prohibir las esteladas en los parques de bomberos. PSC ha votado en contra y C's se ha abstenido". A los pocos minutos, Ciudadanos replicaba con una nota de prensa en la que exigía al PP una ley nacional para la retirada de símbolos independentistas de las instalaciones y dependencias oficiales con la siguiente explicación: "Tras el debate de la proposición de ley para la modificación de la ley reguladora de los servicios de prevención y extinción de incendios de Cataluña, C’s ha hecho hincapié en que la propuesta presentada por el PP era poco rigurosa, ya que pretendía tocar ese tema (las banderas separatistas) de forma incompleta e incluirlo en la ley de prevención de incendios de Cataluña. Por ello, C’s ha instado al PP a aprobar una ley nacional de utilización de símbolos en espacios públicos, que prohíba la exhibición de símbolos no oficiales en edificios y espacios públicos como plazas, rotondas, etc".
Por su parte, el PSC intenta desmarcarse de ambas formaciones y ha rechazado de plano la propuesta del PP de formar una alianza para frenar el proceso separatista. Al fondo, unos sondeos que dan al partido de Albert Rivera el liderazgo en el sector "unionista" y un empate entre el PSC y el PP, ambos por detrás de Podemos según dichas encuestas. Un año y pocos meses después de la foto en la que Sánchez Camacho, Rivera y el entonces primer secretario del PSC, Pere Navarro, brindaban en la delegación del Gobierno por la Constitución, la "entente" ha pasado a la historia y Mas y Junqueras ejecutan su "hoja de ruta" en medio de las divisiones de la oposición que le debe hacer frente.