Re: Catalunya-España 2015 (cosas que pasan)
Estoy impaciente por conocer estas "pistas"...!!!
(perdidos los veo!)
Estoy impaciente por conocer estas "pistas"...!!!
(perdidos los veo!)
Es un error de transcripción, No son "pistas", son "pitas", de "pitas, pitas, palomitas..."
Realmente es un buen embolado. Si no ofrecen nada significativo, nadie en Catalunya con algún peso institucional va a comprar un pacto político que sea solo humo (http://www.economiadigital.es/es/notices/2016/11/el-problema-de-rajoy-quien-le-aguanta-un-pacto-en-cataluna-87452.php). Y si ofrecen algo substancial, será un reconocimiento que los agravios denunciados desde hace años por parte del nacionalismo llevaban razón de ser. Además, eso les revolucionaría media España (la carca y la subsidiada).
De momento, tan solo en una semana, dos floripondios:
La plenipotenciaria de la simpatía, la empatía y a imaginación, asistió a un acto solemne de toma de posesión del nuevo delegado del gobienro (de España) en Catalunya, y la autoridad máxima de la administración catalana fue el "minister of foreing affaires", cual si se tratase de recibir a un embajador extranjero. Y eso que la propia Soraya lo tiene denunciado y suspendido de funciones en el Constitucional.
La plenipotenciaria se desplazó luego a la toma de posesión de lehendakari, que juró su cargo ante el Estatuto de Gernika y el Fuero de Bizkaia. Ni rastro de la Constitución española, ni se la espera.
Talmente una semanita de viajes "internacionales" a las neo-repúblicas ex-españolas.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!
Cuando se difundió que Soraya Sáenz de Santamaría tomaría las riendas de las relaciones con Catalunya y lo haría con intención de reconducirlas, en el Palau de la Generalitat no se produjo precisamente una reacción de alivio por el hecho de que, por primera vez en casi cinco años, el Gobierno central tuviera intención de escuchar algunas demandas catalanas. Al contrario, se consideró necesario dejar en evidencia que todo es una maniobra artera para desinflar los ánimos del independentismo. Enseguida se la bautizó “operación diálogo” para dejar claro que no es más que un ejercicio de cinismo lanzado con la voluntad de distraer al personal.
Por supuesto que la “operación diálogo” es una estrategia puesta en marcha para deshinchar el fervor independentista. Sostener lo contrario sería una ingenuidad. Habrá que ver, por ejemplo, si se cumplen las promesas de inversiones, por ejemplo en Rodalies. Pero hay que reconocer que el movimiento soberanista se había acostumbrado a que el Gobierno central no moviera un dedo más que para acudir a los tribunales y la operación les ha descolocado, en un momento difícil para el Ejecutivo catalán, que aún espera el apoyo de la CUP al presupuesto. Carles Puigdemont no dispone de margen para atemperar su hoja de ruta exprés hacia la independencia porque esa es la razón de ser del Govern. Sin ese objetivo, la alianza de la antigua CDC con ERC y con el respaldo de la CUP no seguiría viva.
Para colmo de comparaciones, el lehendakari Iñigo Urkulluha decidido aplicar su propia versión del peix al cove con una expectativa de rendimiento notable. El PNV ha pactado con el PSE en Vitoria para gobernar, pero ambos partidos también han puesto sobre la mesa las reformas estatutaria y constitucional. Y lo han hecho en el mejor momento para los peneuvistas, ya que en Madrid pueden ser decisivos como muleta de Mariano Rajoy. La semana pasada, el PNV ya salvó al PP dos votaciones en el Congreso. No es de extrañar que Santamaría acudiera a la toma de posesión de Urkullu con una enorme sonrisa. El peneuvista ya se había despachado contra la vía catalana en términos contundentes: “Tengo mis dudas de dónde va a acabar Artur Mas” y “el modelo de la CUP no es bueno para Euskadi”.
Puigdemont y Santamaría, el sábado en la toma de posesión de Urkullu en Gernika
Puigdemont y Santamaría, el sábado en la toma de posesión de Urkullu en Gernika (EFE)
El PSOE también va a intentar presionar al Gobierno del PP para que incluya en el orden del día de la conferencia de presidentes autonómicos que convocará Rajoy algunos asuntos europeos para convencer a Urkullu de que acuda. En principio, el lehendakari no estaba interesado en esa cita, puesto que fue convocada para tratar de la financiación autonómica, que en el caso de los vascos se aborda de forma bilateral. Puigdemont anunció que tampoco iría. Pero si finalmente convencen a Urkullu, el president podría ser el único ausente.
De hecho, el Govern aún no sabe si acudirá a la reunión del Consejo de Política Fiscal y Financiera que tratará de la financiación con todos los consejeros de Economía. Lo habitual es que esté presidido por el ministro de Hacienda, pero esta vez también irá Santamaría. En el Ejecutivo catalán se discute si debe ir Oriol Junqueras o enviar a otro conseller, como Raül Romeva o Antoni Comín, o incluso nadie, en señal de desapego. Puigdemont ya ha dicho que Catalunya no negociará nada en materia de financiación por estimar que estamos a un paso del Estado independiente.
El PP ha perdido la mayoría absoluta y eso le obliga a moverse algo, pero en el Gobierno catalán no hay margen para virajes. Puigdemont necesita dejar a su partido, el frágil PDECat, en las mejores condiciones posibles para las elecciones catalanas, previstas para octubre del 2017, pero que podrían adelantarse. Para ello, él y Mas consideran que deberán ir tensando la cuerda con el Gobierno central para movilizar el voto independentista. Y ahora resulta que, después de varios años de desoír las demandas catalanas y alimentar la inquina del soberanismo con la presión judicial, Santamaría se propone frecuentar Barcelona como lideresa del entendimiento.
Lo curioso es que durante un tiempo era el Gobierno del PP el que temía al diálogo. Mientras aplicaba la mano dura, prefería no hablar de nada antes que parecer que trataba con independentistas. Y ahora es el Govern de la Generalitat el que teme al diálogo, ya que no desea que se abone un clima de distensión que pueda desmovilizar y sin poner sobre la mesa el referéndum.
Temer al diálogo, para nada. Vale que hay un cambio "meteorológico", que obliga a cambiar levemente el relato político. Pero nada desfavorable.
Puigdemont hizo del diálogo y el ofrecimiento de la conversación permanente la bandera de su legislatura. Y para Junqueras, toda escenificación de diálogo es un trasunto de "negociación", lo que da a ERC muchísima fuerza política a sus planteamientos (¡Veis como España al final sí estaba dispuesta a negociar!!!!).
Sí, puede tener un leve efecto desmovilizador en el votante más "català emprenyat", que un enfurruñado permanente como Artur Mas consiguió movilizar mucho. Pero hay tanto agravio acumulado (del real, y del imaginado), que ni siquiera la sonrisa de la plenipotenciaria va a servir de mucho.
Además, esa hipotética desmovilización del votante más "català emprenyat" se compensa con la plausible desmovilización del votante más españolista, que ven como una traición de lesa patria negociar y escenificar con total normalidad con los separatistas.
O sea, nada nuevo bajo el sol, los grandes bloques ideológico/electorales siguen como estaban. Solo queda la incognita de a quien preferirá Soraya como siguiente president de Catalunya.
(Nota: lo de la conferencia de presidentes, da pena. En su momento, fue un invento de Zapatero para contentar a Maragall, y al que acudieron los presidentes del PSOE por pura disciplina de partido. Los del PP no querían ir, y hubo que buscar el amparo institucional del rey Juan Carlos para que viniesen y no le hiciesen un feo. Ahora el PP, y muchos barones del PSOE se mueren porque vaya el catalán.... Y todo, porque en este pais si no lo proponen desde Catalunya, nadie sabe como armar un sistema de financiación territorial con cara y ojos. Y claro, para que venga el catalán, y a ser posible proponga "algo", hay que ponérselo fácil, así que lo mejor es que venga también el amigo vasco -que no pinta nada, pues el asunto es financiación de régimen común-, y entonces para que el vasco se avenga, metemos un noseque de asuntos europeos, y apañados... De pena, la verdad)
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!
Una vez retirado, al menos por el momento, de la primera línea política, Artur Mas habla mucho más claro. Esta tarde, tras un almuerzo en la Cámara de Comercio de Barcelona, ha dibujado lo que espera para la política catalana del próximo año. Y, al contrario de lo que hacía cuando era presidente, no ha obviado el escenario más probable: que la voluntad de la Generalitat de convocar un referéndum de independencia provoque un "conflicto" con el Gobierno español. En ese caso, ha afirmado, las instituciones catalanas y "la sociedad civil soberanista" deberían organizar "movilizaciones masivas permanentes" en las calles como método de presión. Mas ha dicho que no tenía bola de cristal, pero en muchos momentos lo ha parecido. En su comparecencia ante un público del ámbito económico y empresarial, el ex presidente catalán ha pronosticado tres etapas sucesivas en la relación entre el Gobierno y la Generalitat. Ha afirmado que se cumplirán los planes de su sucesor, Carles Puigdemont en el Parlament, donde "se aprobará un nuevo marco legal" -las leyes de desconexión- que será "inmediatamente recurrido ante el TC".Cuando los independentistas quieran "refrendar" en un referéndum este marco, se producirá el conflicto. "Cuando se llegue a este punto, el Estado querrá revocar el marco legal soberanista y se producirá un conflicto de legitimidades y legalidades. Es mejor que todos lo sepan, negarlo sería no tocar de pies en el suelo", ha asegurado, aludiendo a una situación que siempre eludió cuando era presidente de la Generalitat.Ha vaticinado que, pese a todo, el referéndum se convocará. "El Estado hará todo lo posible para que el referéndum no se celebre: seguirá utilizando la vía judicial, seguirá intimidando, seguirá presionando a nivel mediático e internacional, como hasta ahora", ha dicho. Y es en este punto donde, en su opinión, los independentistas deberán responder en las calles. Pero no con movilizaciones puntuales, como las de las Diadas.
"Cada parte jugará sus cartas. El Estado tiene cartas como las legislativas. La parte catalana tiene las suyas. Mejor dicho, las instituciones y la sociedad civil soberanista organizada, tienen la carta potente de la movilización de la gente en la calle. Es lógico que se juegue, siempre por la vía pacífica. No hablo de una movilización puntual, sino la de la movilización permanente: será el momento de máximo conflicto con el Estado. Es una carta que tiene una repercusión mediática muy fuerte a nivel internacional", ha afirmado Mas.El ex presidente catalán se ha mostrado en contra de la estrategia de desobediencia en "actos puntuales" de la CUP. Y en todo momento ha defendido que los trabajadores públicos y las empresas deben tener "seguridad jurídica". "Si alguien del mundo soberanista tiene la tentación de que se juegue esta carta de la inseguridad jurídica, otros lo impediremos. El partido que represento lo impedirá. No sería bueno para Cataluña", ha avisado a la CUP.En cuanto a si se volverá a presentar como candidato a presidente de la Generalitat, Mas ha dejado la puerta abierta, siempre que se produzcan situaciones excepcionales. "En circunstancias mínimamente normales no me debería volver a presentar. Yo espero que las circunstancias que podamos vivir el año que viene sean lo más normales posibles. Y si lo son, ya saben cuál es mi posición. Si no lo son, ya hablaremos", ha dicho.Para mantener el misterio, ha añadido, en alusión a la lista conjunta con ERC que el independentismo tejió en las últimas elecciones: "Tenemos que pensar en posibles escenarios con candidaturas más complejas. Eso ha pasado en Cataluña en los últimos tiempos, y se puede llegar a contemplar en el futuro".
¿Conoces tu a algún político que, una vez retirado de la política, no hable mas claro?.
si felipe gonzalez
Pues yo creo que ahora habla mucho mas claro que antes. De hecho ahora dice abiertamente cosas que antes no decía.....