El lehendakari, Iñigo Urkullu, ha reconocido hoy la "injusticia" que padecieron los 224 presos del bando nacional que fueron asesinados en cuatro centros de reclusión que dependían del Gobierno vasco dirigido por el primer lehendakari, José Antonio Agirre.
GASTEIZ. Urkullu ha publicado esta tarde un artículo en las redes sociales para recordar que mañana, 4 de enero, se cumple el 80 aniversario de aquella masacre.
Cuando se formó el primer Gobierno vasco en octubre de 1936, una de las primeras medidas que adoptó fue el traslado de los presos nacionales que se hacinaban en los barcos prisión anclados en la ría de Bilbao a diferentes edificios habilitados como cárceles en la misma ciudad, con la intención de que no se volvieran a repetir matanzas selectivas contra ellos.
Sin embargo, el 4 de enero de 1937 la aviación franquista bombardeó Bilbao y causó varios muertos. Cuando cesó el ataque, a primeras horas de la tarde, se formó una manifestación espontánea con milicianos de distintas ideologías que portaban el cadáver de un aviador alemán que saltó en paracaídas al ser derribado su aparato.
Aunque algunos consejeros del incipiente Gobierno vasco pidieron a los manifestantes que se disolvieran, numerosos manifestantes decidieron marchar hacia las cárceles de Larrínaga, Carmelo, los Ángeles Custodios y Casa Galera, que fueron finalmente asaltadas a las cinco de la tarde, dando muerte a 224 personas.
Urkullu recuerda que fueron asesinadas 109 personas en el colegio-convento de los Ángeles Custodios, 55 en la cárcel de Larrínaga, 53 en la casa Galera y 7 en el Carmelo de Begoña, "en un día dramático para un Gobierno puesto en marcha solo tres meses antes".
Urkullu destaca que el propio lehendakari Agirre reconoció públicamente el dolor que estos hechos le produjeron y asumió su responsabilidad personal y la del Gobierno vasco.
Al cumplirse ahora 80 años de la creación de ese primer Ejecutivo vasco, Iñigo Urkullu ha admitido que ese Gobierno tuvo luces y "sombras" como las de aquel "trágico día" en el que, como dijo José Antonio Agirre, "los resortes del mando fallaron".
Por ello hoy ha querido retomar la iniciativa de reivindicación de la memoria histórica y ha reconocido "la injusticia" que sufrieron esas 224 personas, ha mostrado su "solidaridad por el sufrimiento injusto al que tuvieron que hacer frente" y ha asumido "la autocrítica de las instituciones democráticas por aquellos hechos", además de reivindicar el "derecho a la verdad y la memoria" que les corresponde.