Cataluña se desangra
Cataluña se desangra y sus médicos (los políticos) han decidido aplicar un torniquete en vez de operar. Convocar elecciones a nueve meses vista es como colocar en lista de espera a enfermos con corta esperanza de vida, algo que desgraciadamente también ocurre en Cataluña por falta de dinero en la sanidad. Un dinero que sin embargo no falta para celebrar elecciones. Cada votación nos cuesta a los catalanes 25 millones de euros de dinero público (sin contar con el operativo policial ni los otros 10 millones que se gastan los partidos). Eso nos costaron las elecciones autonómicas anticipadas del 2012 y será lo que nos costarán las también anticipadas del próximo 27 de septiembre. Y las municipales del 24 de mayo, otros 25, y las generales de diciembre, otros 25. Sin olvidar la factura de 1o millones de la pseudo consulta del 9-N. Total… ¡110 millones de euros! Una cifra que da para cubrir cinco veces el fondo de pobreza energética con que tanto se llena la boca CiU. O para reabrir todas las camas hospitalarias cerradas cuando llega la epidemia de gripe y se hacen necesarias. O… mil necesidades más.
Lo pactado entre Artur Mas y Oriol Junqueras, con la anuencia de Carme Forcadell, da vergüenza. Condenar a los catalanes a tres citas electorales consecutivas en siete meses es un derroche de dinero que debería estar prohibido. De hecho, yo pensaba que los estaba y que la legislación obligaba a unificar fechas electorales cuando estas están separadas por menos de seis meses. Pero parece ser que no. Los políticos legislan a conveniencia propia y luego no me extraña que los ciudadanos reaccionen contra ellos cuando surgen alternativas políticas que denuncian esa situación. Quien siembra vientos recoge tempestades.
Pero es que más allá del dinero, el trío Mas-Junqueras-Forcadell ha decidido condenar a Cataluña y a los catalanes a perder un segundo año de recuperación económica. Perdimos 2014 y ahora han hecho lo mismo con 2015. ¿Alguien se imagina a algún empresario invirtiendo en un país cuyo futuro político pende de un hilo? La inversión extranjera ha caído a mínimos y la que llega es para mantener las fábricas actuales. Entre los empresarios locales proyectos nuevos muy pocos o ninguno. Es decir, en plena recuperación económica, Cataluña se autoelimina como escenario de nuevas inversiones. ¡Qué decisión más inteligente!
El dinero es cobarde y lo que más miedo le da no es la independencia, sino la incertidumbre. Dejar a Cataluña en situación de incertidumbre durante nueve meses es un acto grave de irresponsabilidad política y en una empresa privada podría ser denunciado ante el juez como un delito de administración fraudulenta. Los gestores de Cataluña (los políticos) conocen el efecto que tendrá su decisión y cuál es la solución final, pero en vez de aplicarla ahora lo harán dentro de nueve meses con grave deterioro para la economía catalana. Que le pregunten al ex presidente de Spanair, Ferran Soriano, que está en una causa judicial por aplazar el concurso de acreedores de la aerolínea unas semanas sabiendo que era la única solución.
Toda sociedad civil catalana (no sólo la independentista) debería obligar a los políticos a unificar las elecciones autonómicas con las municipales del 24 de mayo. Por los 25 millones de ahorro, pero sobre todo para dejar de ser un lastre para la economía de Cataluña.http://www.eleconomista.es/blogs/a-la-catalana/?p=998