Un millón de madrileños votó en las pasadas elecciones municipales para que se bajen los impuestos. Lo hizo al apoyar a tres partidos con concejales electos: PP, PSOE y Ciudadanos. Todos ellos prometieron reducir la carga fiscal de los sufridos contribuyentes madrileños. Esta promesa era muy clara en el caso del PP (que se puso como objetivo bajar el IBI al mínimo legal) y de Ciudadanos. Era algo más matizada en el caso del PSOE, pero también real (la sección relevante de su programa electoral se titula "Bajar el IBI: la inmediata reducción del esfuerzo fiscal de los madrileños").
Y es que los madrileños han sufrido desde 2011 un fuerte aumento de la carga fiscal. Este es un dato objetivo que sería absurdo negar. El año 2015 debía ser el de la inflexión fiscal. El Gobierno saliente de Ana Botella ya redujo el tipo del IBI y acabó con la tasa de basuras. El proyecto para la siguiente legislatura de Esperanza Aguirre y de la mayoría de los demás candidatos era profundizar esta bajada de impuestos.
Frente al millón de madrileños que votó para bajar impuestos, medio millón votó a favor de Ahora Madrid, que prometió subirlos. En su programa electoral, esta opción no menciona ni el IBI ni el Impuesto de Plusvalías. Pero promete una subida de tasas y la recuperación de varios impuestos, entre ellos el de Actividades Económicas (IAE). Manuela Carmena respondió a la pregunta de si era partidaria de subir o bajar los impuestos en esta entrevista de lainformacion.com así: "Partidaria de que no hagáis estas preguntas". Sólo su voluntad de subir impuestos explica la arrogancia de dicha respuesta.
Por otra parte, el programa electoral de Ahora Madrid es un festival de aumento del gasto público: más funcionarios, más subvenciones, más estructuras administrativas y más competencias municipales. La única forma de pagar este aumento de gasto sería con más impuestos.
Pese a que PP, PSOE y Ciudadanos suman 37 concejales frente a los 20 de Ahora Madrid y a que dos de cada tres madrileños votamos para que se nos bajaran los impuestos, ahora parecemos abocados a que gobierne la opción saqueadora de nuestros bolsillos. ¿Cómo puede ser esto? El escalofriante concepto de mayoría social ayuda a entenderlo.
Su uso por parte de la insurgente Ada Colau me llevó a escribir este glosario progre el año pasado. ¿Qué es una "mayoría social"? Una mayoría social es, por definición, una minoría. Es una minoría que se cree mayoría en función de la superioridad moral que se atribuye a sí misma: cree que debería ser una mayoría –y que debería ejercer como tal– pese a no serlo.
El pasado 24-M, 563.292 madrileños votaron al PP. Fue el partido más votado con una diferencia sobre Ahora Madrid de 44.000 votos –más que el censo total de Segovia, Soria o Ávila, por ejemplo–. Pese a ello, la medallista de plata en la carrera electoral se atribuyó de inmediato la victoria a sí misma.
Lo hizo no por la voluntad de los madrileños, sino por el descontado apoyo del PSOE. Sólo con el apoyo del PSOE podía hacer como si su mayoría social se hubiese impuesto en las urnas. Esta operación requería de muchas mentiras y de mucho cinismo, tanto por parte de Ahora Madrid como del PSOE. Ahora Madrid debía olvidar sus insultos pasados y su definición del PSOE como "casta". El PSOE debía olvidar sus promesas de que no pactaría con el populismo y traicionar su propio programa electoral.
En suma, el requisito fundamental para que la minoría que emergió de las urnas disfrazada de mayoría social llegue a gobernar es que Ahora Madrid y, sobre todo, el PSOE mientan a los madrileños y les digan lo contrario de lo que les dijeron hasta anteayer. Sólo la mentira del PSOE hará a Manuela Carmena alcaldesa de Madrid. Sólo la traición del PSOE a su propio programa hará a Manuela Carmena alcaldesa de Madrid. Al hacerlo, nos convertirá a todos los madrileños en rehenes de su propia debilidad política y de sus complejos ideológicos.
Lo democrático y lo decente no será que los madrileños acabemos pagando más impuestos municipales en función de la voluntad de medio millón de madrileños que se creen una mayoría social. Lo democrático y lo decente sería que se respete, sin cinismos ni mentiras, la voluntad de ese millón de madrileños que representa una verdadera mayoría.