El estudio de intención de voto nacional encargado por LA RAZÓN a NC Report y publicado hoy apenas ha registrado en el comportamiento de los electores españoles variaciones significativos achacables al llamado «efecto Sánchez», a pesar de haberse realizado precisamente en la semana posterior a la victoria en las elecciones a la secretaría general socialista. De manera análoga, el PP acusa el efecto negativo de los casos de corrupción en los que se han visto envueltos ex altos cargos del partido pero en un grado inferior del que en un primer momento cabría esperar de la polarización mediática que se ha producido en las últimas semanas por este tema. Los de Rajoy pierden, en concreto, 8 décimas respecto al último estudio publicado en abril y bajan del 36,8% al 36%, sin embargo, esto significa tres puntos porcentuales por encima del resultado cosechado en las últimas elecciones generales celebradas hace casi un año, el 26 de junio de 2016. Este resultado electoral daría al PP entre 149 y 155 escaños en el Congreso de los Diputados, es decir, que en el mejor de los casos augurados por la encuesta solo necesitaría 11 escaños más para lograr una nueva investidura de su candidato. La trayectoria del partido del Gobierno no hizo más que crecer desde la última cita electoral pero, tras el pico del 37% alcanzado en febrero de este año, se ha dejado ya un punto en los dos últimos meses.
Según los datos de la encuesta, el PSOE lograría un 20,5% de los sufragios y evitaría una vez más por la mínima –concretamente por medio punto– el «sorpasso» de Podemos. Como ya se apuntó anteriormente, el trabajo de campo de la encuesta comenzó el 22 de mayo, el lunes después de la contundente victoria de Pedro Sánchez sobre Susana Díaz en las elecciones internas para la secretaría general del PSOE. El apenas perceptible efecto que el resultado del proceso interno ha tenido en la intención de voto socialista parece dar la razón a los que argumentan que el comportamiento electoral del militante socialista es distinto del de los más de cinco millones de votantes del partido. El PSOE baja medio punto del 21% al 20,5% de los sufragios respecto a la encuesta publicada en abril pero la diferencia negativa respecto al resultado en las urnas en 2016 es de 2,1 puntos porcentuales. Todo esto consumaría el tercer peor resultado histórico de los socialistas de la Transición: su el 21-J lograron 85 escaños, el estudio de NC Report les augura ahora entre 75 y 78 escaños. Si la investidura de Sánchez el verano pasado fue poco menos que una misión imposible, de producirse otra convocatoria electoral ahora Sánchez lo tendría más difícil todavía. De hecho, debería aliarse con todas la fuerzas políticas del espectro político excepto el PP para sumar los 176 votos necesarios para convertirse en el inquilino de La Moncloa. Este es el nada halagüeño punto de partida demoscópico en el que comienza la segunda secretaría general de Pedro Sánchez.
Tampoco hay buenas noticias para Unidos Podemos en el estudio de intención de voto nacional de NC Report. Los de Iglesias –y el resto de fuerzas de extrema izquierda con las que confluyó en las últimas generales: IU, Equo, Compromís, En Marea y En Comú– se dejan un punto con respecto al 21,2% de votos del 26-J logrando un 20,2 que, como se dijó, les sitúa tres décimas por detrás del PSOE. Podemos lleva tres meses seguidos sin variar su intención de voto ya que el resultado en los estudios de marzo y abril les daba también ese 20,2% que, traducido en escaños, les deja en 66/71 diputados, es decir, sólo en el mejor de los casos previsto por la encuesta lograría repetir resultado electoral. Es significativo recordar que durante estos meses, el principal rival político de Podemos, el Partido Socialista, ha estado sumido en la crisis institucional más grave de su historia. La incapacidad del partido liderado por Iglesias para recortar distancias con los socialistas podría ser achacada a los problemas de unidad interna que Podemos ha venido sufriendo o estar provocada por la severa purga de errejonistas que el candidato ha llevado a cabo tras la vita de Vistalegre II pero, en cualquier caso, debería hacer reflexionar a los encargados de la estrategia del partido de cara a un ciclo electoral cada vez más cercano. El anuncio y el registro de la moción de censura contra Rajoy con Iglesias de candidato no parece haber propiciado que Podemos rompa el techo de cristal de los 22 puntos de intención de voto.
Algo parecido podría decirse de Ciudadanos, que parece igualmente incapaz de acercarse al PP y perdería casi medio millón de votos. Los de Rivera suman 8 décimas en el último mes, que añadidas al medio punto que ya arañó en al encuesta de marzo le sitúa en 12,6%, es decir, a más de 23 puntos del PP y medio punto por debajo del 13,1% que tuvo en junio de 2016. Ocho décimas en un mes en el que el PP ha tenido que hacer frente a una tormenta perfecta formada por el desafío catalán y continuos escándalos de corrupción no parece un resultado muy alentador y parece condenar a la formación naranja a ser un partido bisagra más que una alternativa real de Gobierno. Los 25/29 escaños que tendría Cs de hacerse realidad la encuesta, si se repitiera el pacto de investidura de la presente legislatura, formarían un Gobierno sensiblemente más sólido que el actual ya que la suma con el PP estaría entre 174 y 184 escaños. Pocos cambios entre las fuerzas regionales con representación en el Congreso. ERC gana dos décimas y PDeCAT pierde 5, lo que se traduciría en la ganancia y pérdida de 1/2 escaños, respectivamente. PNV, Bildu y CC se quedarían con los mismos diputados si se celebraran hoy elecciones.
La encuesta también augura una fuerte caída en la participación que se cifra en 8,1 puntos pasando del 66,5% al 58,3%. De hecho es la abstención la principal vía de pérdida de votantes para los cuatro principales partidos políticos aunque en distinta proporción, siendo notable el 20% de votantes del PSOE en 2016 que hoy se abstendrían. Un mes más, el PP es el que mejor fideliza a sus electores: un 90% seguirá votándoles. En la segmentación por grupos de edad se repite el patrón de los últimos meses: Podemos es la fuerza política más votada entre los electores de entre 18 y 29 años. En el resto de segmentos, el partido más votado es el PP.
El estudio constó de 1.000 entrevistas telefónicas realizadas entre el 22 de mayo y el 1 de junio a españoles mayores de edad y de ambos sexos residentes en 91 municipios de las 17 comunidades autónomas.