Aglutinar el voto de la derecha y a los descontentos, claves para una victoria del PP
Solo se ha desbancado al PSOE del Gobierno con una alternativa única del centroderecha o en una situación de crisis económica
Evolución del voto del centroderecha desde el año 2000 FOTO: T. NIETO
No es tarea fácil
desbancar al PSOE del Gobierno. Al menos, así se ha demostrado desde que llegó la
democracia a España en 1977. Únicamente se ha podido lograr bajo dos premisas: la primera, con
una alternativa única de la derecha, esto es, el PP. Y la segunda, cuando los votantes socialistas
han visto deteriorarse sus condiciones de vida, cuando el Estado no podía seguir manteniendo sus redes clientelares con dinero público. Es decir,
en una situación de crisis económica grave. Sucedió con la gran crisis económica iniciada en 1993, en la que se alcanzó la cifra record de cuatro millones de parados, así como en la mayor de todas, la desatada en 2008, en la que acabamos
superando los seis millones de desempleados. Las consecuencias de ambas recesiones las pagó el Gobierno del PSOE en las urnas en 1996 y en 2011, respectivamente. Con la llegada al poder del Partido Popular, que estaba preparado para el relevo.
Las dos mayorías absolutas de los populares, la de 2000 con Aznar y la de 2011 con Rajoy, se alcanzaron tras varios años de crisis económica, por la concentración del voto del centroderecha en el PP y por la desmovilización del electorado del PSOE. En 2000, el PSOE perdió 1,5 millones de votos y en 2011 se elevaron a 4,3 millones las papeletas perdidas.
Cuando las cosas van mal, el electorado de centroderecha se reunifica en una candidatura y una parte importante del electorado de la izquierda «colabora» a la alternancia con su abstención. Este es el mecanismo que veremos también en las elecciones generales de diciembre. Seremos testigos en los próximos meses de cómo desde el Ejecutivo actual se chantajea emocionalmente a los electores del PSOE para que sigan votándole, usando la ideología como arma polarizadora, dividiendo a la sociedad, en un intento desesperado de mantener prietas las filas y que no se les vaya ni un solo voto a la abstención o, mucho peor, a la derecha. Pero esta estrategia de envenenar con ideas a la sociedad fracasó en las elecciones autonómicas de la Comunidad de Madrid y Andalucía.
Desde el año 2000 las derechas españolas, con el PP a la cabeza, ha mantenido una media del 42,7% del voto. Superando este promedio en las dos mayorías absolutas, las de 2000 y 2011, con el 44,5% y 44,6%, respectivamente.
También ha mejorado el promedio en todas las elecciones celebradas desde 2015 hasta la fecha. En la
encuesta de diciembre de 2022 de NC Report para LA RAZÓN se incrementaba el voto a las derechas hasta el 48,5%. Porcentaje nunca antes alcanzado en unas elecciones generales.
En cuanto a número de electores, la media de votos ha sido de 10,6 millones en los últimos veintidós años. Mientras que la encuesta de diciembre de 2022 cuantificaba el voto a las derechas en una cantidad que anteriormente no se había registrado: 11,8 millones de votos.
El secretario general del PSOE y presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ejerce su derecho al voto en mayo de 2021 FOTO: RICARDO RUBIO EUROPA PRESS
Pero el problema de las derechas desde 2015 fue la aparición de candidaturas paralelas al PP: Ciudadanos y Vox, que impidieron convertir los votos en escaños suficientes para alcanzar la mayoría. Si con una única candidatura como en 2011, el PP logró 186 escaños con 10,9 millones de votos, la suma de PP, Cs y Vox en las últimas elecciones generales consiguió 10,4 millones de votantes y solo 151 escaños. El número de votos para conseguir un diputado fue de 68.874, cuando en 2011 bajo una sola candidatura se precisaron diez mil menos: 58.602 votos.
En las elecciones generales de 2015 y 2016, así como en las de abril y noviembre de 2019, la derecha se presenta fragmentada en varias candidaturas. En las dos primeras citas, el PP debe competir con Cs, y en las dos últimas se añade Vox. Los comicios de abril de 2019 marcan la mayor crisis electoral de los populares, que quedan con tan solo el 16,7% del voto, seguidos muy de cerca por Cs con el 15,9%, mientas los de Abascal recibieron el 10,3%. Son las horas más bajas del PP en su historia y, además, causadas por otros partidos de la derecha.
Las elecciones generales de noviembre de 2019 supusieron un paso hacia la supremacía del PP en su competición electoral con Cs. Los naranja pasaron del 13,9% de 2015 al 1,7% en noviembre de 2019.
Los procesos electorales de la Comunidad de Madrid en 2021 y de Andalucía en 2022 han constituido un importante punto de inflexión en la pugna PP-Vox, demostrando en Madrid que el PP volvía a ser la fuerza dominante de la derecha y en Andalucía que puede alcanzar mayorías absolutas sin sumar con Vox. La encuesta de diciembre de 2022 ya redibuja el nuevo mapa de las derechas, con un PP en el 33,6% del voto, Cs en el 1,8% y Vox en el 13,1%. Se cuantificaba el trasvase de votantes naranjas al PP en 1,2 millones y de 810.000 desde Vox a los populares. Pero no solo el PP recupera votantes de derechas, pues a estos dos millones se unen 745.000 exsimpatizantes del PSOE, que como ya sucediera en las autonómicas de Madrid y Andalucía, dan el paso de unirse al PP. Convirtiendo en transversal el voto de los populares, abarcando desde el centro hasta la derecha, se da el primer paso para convertirse en hegemónico a nivel nacional.