Figura como fundadora de un partido sobre el que se han escrito ya muchas líneas y, sin embargo, fue la imagen con su bebé en el Congreso de los Diputados la que terminó de colocar a Carolina Bescansa (Santiago de Compostela, 13 de febrero de 1971) en el imaginario político. La diputada de Podemos nació en Santiago de Compostela y se considera muy apegada a su tierra. A los 18 años, como muchos de sus paisanos, se marchó de su Galicia natal para ir a la Universidad. Y es ahí donde, primero en Granada y más tarde en Madrid, descubrió su vocación política y activista y su vida dio un giro.
«Yo soy más de Podemos que los de Podemos». Las palabras las pronunciaba el presidente de la Xunta de Galicia, el popular Alberto Núñez Feijóo, molesto con que el partido de Carolina Bescansa se refiriera a los del suyo como casta. «Yo no pertenezco a ninguna casta, pero sí hay líderes de ese partido que pertenecen a la burguesía», indicó. Feijóo se refería así a la número tres de Podemos, que cuando en fiestas y vacaciones regresa a casa, lleva el peso de su apellido.
La farmacéutica de su familia, fundada por su abuelo Ricardo, convierte a los Bescansa en uno de los clanes que han dado color a la vida local. La residencia familiar de sus padres, el conocido anestesista Fermín y la farmacéutica Adelina, se sitúa en una de las zonas más exclusivas de la zona nueva de Santiago. En la famosa Plaza del Toral se levanta la farmacia Bescansa, en el mismo sitio y sin apenas cambios desde 1843. Sus «fórmulas magistrales», como sus laxantes en grageas, se hicieron populares entre la gente de toda España, que se desplazaba hasta allí a comprarlas. Junto a la farmacia, uno de los seis hijos de don Ricardo, tío y también padrino de la diputada, montó una óptica, y cuenta la gente del pueblo que aparcaba frente a ella en plena plaza su Jaguar cada mañana.
Carolina Bescansa fue siempre una «niña bien», según la recuerda una compañera de instituto. Estudió en el Rosalía de Castro, uno de los centros más prestigiosos de la capital. El padrino Jorge, que usaba bombín, la recogía del centro algunos días y se la llevaba junto a la hija de la mujer que limpiaba su casa a Londres y París de compras. «Ya entonces era muy diferente en sus gustos y ropas, siempre llevaba algún peinado extraño y vestía de forma alternativa», la define la compañera. Brillante en el plano académico, Carolina acompañaba siempre a sus progenitores y pasaba los veranos en la playa de Vilanova de Arousa (Pontevedra). Sus abuelos también tenían un pazo en la localidad de Bueu (Pontevedra) que acabaron vendiendo.
«Ya entonces era muy diferente en sus gustos y ropas, siempre llevaba algún peinado extraño y vestía de forma alternativa»
Durante los cursos de bachillerato comenzó a tener contacto con otras jóvenes burguesas de izquierdas, como Alba Nogueira, actual esposa del líder de los nacionalistas gallegos. Bescansa nunca tuvo especial interés en la causa nacionalista. Mucho resonaron unas declaraciones en las que aseguraba que el carácter nacional de Galicia era «algo resuelto para la inmensa mayoría de la sociedad gallega», y que lo que había que resolver era «el problema económico» de la región.
No todos los Bescansa fueron igual de visibles en el plano social. Uno de sus tíos, Ricardo, se casó con Chocha de la Gándara, ambos empresarios de éxito al frente de la empresa Televés. Doña Chocha mantenía una intensa agenda social derivada de su cargo de presidenta de la Cruz Roja y frecuentaba las convocatorias más exclusivas. Mantenían una relación estrecha con el expresidente Manuel Fraga, con el alcalde de la ciudad, Xerardo Estévez, e incluso los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía sentían una simpatía visible hacia la abuela de la política.
Carolina Bescansa fue la única mujer en el origen de Podemos, es la secretaria de Análisis Político y número tres del partido, pero la ya diputada ha ido ganando peso en la estructura orgánica poco a poco y con discreción, rasgos que la caracterizan en lo personal.
Habla con seguridad pero también con dulzura, eso que en el partido llaman «estilo femenino» y que ha obsesionado a Pablo Iglesias en los últimos meses. Quizás por eso hay quien dice que en una formación política que contaba con el siempre polémico Juan Carlos Monedero entre sus caras más visibles hacía falta una Carolina Bescansa, más «moderada» en las formas y con un discurso más comedido, algo así como el «ying» y el «yang» del partido. Bromea con que esto de la política es una «carrera de fondo», y ella es toda una corredora -completó la maratón de Rotterdam en 2010-. Es así, paso a paso y en silencio, como alguien que no pensó en tener responsabilidad política -no fue candidata en las elecciones europeas en las que Podemos dio el salto- ha acabado convirtiéndose en una de sus señorías del Congreso, e incluso en la candidata de su partido para presidirlo.
La popularidad de Bescansa cayó como una bomba en la familia. La discreción habitual de Carolina fue asaltada por los medios y la fuerza de su apellido ha replegado a todos los componentes de la saga, que evitan contestar a preguntas «innecesarias e incómodas» sobre la afiliación política de su sobrina.
La naturalidad de Bescansa
La número tres de Podemos, sin embargo, no tiene reparos a la hora de mostrar a su pequeña familia. Madre soltera, su hija Antía, de cuatro años, y el pequeño Diego, del que el miércoles habló todo el hemiciclo, acompañan a la política en numerosos actos y han aparecido en entrevistas y documentales.
La naturalidad de Bescansa no es solo una fachada; todavía recuerda entre risas la rueda de prensa en la que concedió a la prensa un titular que no pretendía: «Ahora no estaríamos en condiciones de liderar un gobierno», dijo. Si pretendía o no acaparar todos los focos en su primer día en el Congreso, lo cierto es que su estreno como diputada lo ha protagonizado indudablemente junto a su hijo.