A cada uno su responsabilidad. Puigdemont es responsable en y de Catalunya.
Al Congreso de los Diputados, sede (supuestamente) de la soberanía nacional, le corresponde decidir si es mejor para el interés general cronificar una situación de profundo malestar para el 12 % de la población, o promover cambios, pero que quizás causen mayores problemas en otras partes.
De momento, y así parece que seguirán las cosas, la opción es mantener irresuelto el asunto catalán, no sea que que desmonte el resto de la organización (vease la pelea de verduleras entre las presidentas de Madrid y Andalucía al respecto).
Puigdemont hace muy bien y cumple perfectamente su cometido en:
A.- Dado que al menos 3/4 partes de la población catalana está disconforme con la situación actual (si bien, ni siquiera en este grupo los indepes son mayoría clara), mantener un permanente discurso de disconformidad y reivindicación de cambios y mejoras.
B.- Dado que incluso sin estar ni participar, para todo el resto de españoles Catalunya sigue siendo el "asno de los golpes", procurar sacar a Catalunya al máximo de cualquier presencia en ámbitos españoles, salvo aquellos puramente técnicos y en estricta bilateralidad.
Y al Congreso le corresponde decidir si queremos ser una España unida de ciudadanos iguales y satisfechos, o una España dividida de favorecidos y agraviados. Lo cierto es que no se puede hacer tortillas sin romper huevos.
la plus belle des ruses du Diable est de vous persuader qu'il n'existe pas!